viernes, 1 de noviembre de 2024

La paciencia de nuestro Señor, es para salvación

 


La paciencia de nuestro Señor, es para salvación

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:9

“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito”. 2 Pedro 3:14-15

Al observar el mundo de hoy y cómo la maldad se ha multiplicado, las guerras, la violencia, la inmoralidad y la corrupción en todo, muchas personas están sufriendo y se preguntan ¿por qué Jesús no vuelve ahora y trae paz y solución a todos los problemas?

Muchos quizás nos preguntamos: ¿Por qué Dios se demora? El apóstol Pedro nos advirtió sobre este tiempo y dijo que mucha gente se burlará de los creyentes y dirán: ¿Qué hubo de esa promesa de su venida? 2 Pedro 3:4.Y nos aclara que hay una buena razón para su demora y es que el Señor está dando tiempo para que muchas personas se arrepientan antes de su regreso.

Dios nunca tiene prisa, pero siempre llega a tiempo, porque para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.

Dios no está demorado en cumplir su promesa, sino que es paciente porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan, su demora es para salvación. Se está refrenando por todos aquellos que todavía no se vuelven a Él. Está retrasando el final para que muchos se salven, está dando un tiempo de gracia para que se conviertan y cambien. Dios está manteniendo con amor la puerta abierta para la salvación de ellos.

Pero, ¿Qué hacemos mientras esperamos que Dios haga lo que ha prometido hacer? 1)Debemos confiar en el Señor, llenándonos de vida y de gozo en la medida que nos perfeccionamos para ser más como Él. 2)Siendo dependientes de Dios, permaneciendo a pesar de que vengan cosas difíciles y siendo pacientes, recordando que el control de todo está en sus manos. 3) Volviéndonos de corazón a Él, cambiando radicalmente la dirección de nuestra vida, alejándonos del pecado y santificandonos cada día. 4) No siguiendo las ideologías y antivalores de este mundo que nos llevan a la perdición y a alejarnos de su Presencia.

El Señor vendrá cuando menos pensemos y el mundo tal como lo conocemos será puesto al descubierto. Habrá un cielo y una tierra nueva en donde morará la justicia, 2 Pedro 3:13. Vivamos entonces lo mejor posible en pureza y paz, creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, 2 Pedro 3:18.    Oración.

«Señor, mientras espero tu regreso, ayúdame a vivir una vida santa y piadosa para que todo mi ser: espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible hasta tu segunda venida. Dispón mi corazón para que pueda compartir esta promesa para que muchos se arrepientan, te conozcan y sean salvos. En el nombre de Jesús, amén.

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