miércoles, 21 de julio de 2021

Agua y pan de vida

 

Agua y pan de vida


“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Juan 6:35

Trabajamos día a día fuerte y disciplinadamente por conseguir la comida que perece, pero ¿Qué tanto trabajamos por hallar el alimento que da vida eterna?

Jesús es el pan de vida y el agua viva que fluye para vida eterna.

Por lo general, nos pasamos la vida tratando de encontrar algo o alguien que nos complete o que nos haga sentir plenos, y es algo que nunca vamos a hallar en un ser humano, porque a nosotros lo que en realidad nos falta y nos llena es aquel que descendió del cielo, el pan de Dios que da vida al mundo y el agua viva que brota para vida eterna (Juan 6:33, Juan 4:14); en Su palabra Él nos promete que todo aquel que coma de este pan nunca tendrá hambre y el que beba de esta agua no tendrá sed jamás. Pero ¿Cómo comemos y cómo bebemos?

Ir a Jesús y creer en Él es la manera de comer del pan y beber del agua (Juan 6:35).

Muchos, quizás todos nosotros, ya nos hemos saciado, pero ¿nuestro prójimo, nuestro amigo y vecino? Será que ¿Estamos viendo su necesidad y no les hemos compartido? ¿los estamos dejando morir?

Nuestro deber, así como lo hizo la mujer samaritana que fue saciada, es invitar a conocer a Cristo a todo aquel que encontremos en el camino (Juan 4:28-30). Debemos entender que esto es de vida o muerte, pues el Señor claramente nos dice “Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.” (Juan 6:49-50).

Es momento de reflexionar si aquello por lo que tanto trabajamos es importante y permanece o simplemente es superficial y que perece (Juan 6:27).    Oración.

«Poderoso Dios, nos has dado pan del cielo y agua viva, comida que sacia para vida eterna, en tu Hijo Jesús, gracias Padre amado por ese don, por el privilegio de permitirnos conocerlo y recibirlo en nuestra vida, ahora permítenos saciar la vida de otros al compartirles tu provisión, úsanos como repartidores de tu gran don, en Cristo Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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