viernes, 24 de abril de 2009

Tema: “El Libro de los libros”


Tema: “El Libro de los libros”
Texto: Hechos 17:10-12
La Escritura nos da una descripción precisa del carácter del Padre celestial, y de sus acciones y propósitos. Combinados, el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento nos enseñan que el problema del hombre es el pecado, y que el único remedio es la fe en el Hijo de Dios: Jesucristo. Por medio de la Biblia sabemos lo que sucede en el momento de nuestra salvación: nuestra deuda por el pecado es considerada pagada, el poder del pecado sobre nosotros es destruido y el Espíritu Santo se convierte en nuestro acompañante.

Dios nos ha hecho saber, por medio de su Palabra, quién es Él, qué está haciendo y cuál será el futuro de la humanidad. El propósito de la Escritura es llevarnos a tener una relación personal cada vez mayor con el Padre, y capacitarnos para dar un servicio fructífero como embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20). En esta posición, somos llamados a seguir el ejemplo de Jesús de glorificar a Dios Padre (Mateo 5:16); nuestro Salvador no se concentró en sí mismo, sino en el Padre celestial, cuyo propósito es alcanzar a todo el mundo con su gracia salvadora.

La voluntad del Padre contiene ciertas tareas que cada uno de sus hijos debe realizar (Efesios 2:10). Al meditar en los principios y ejemplos de la Biblia, podremos discernir su voluntad para nosotros. La obra de Jesús fue hacer la voluntad de su Padre, y ése debe de ser también nuestro llamado.

¿Qué lugar tiene este Libro de los libros —la Biblia— en la fijación del rumbo de su vida? Aparte tiempo hoy y cada día para escuchar al Señor, participar de su sabiduría y saber lo que Él le está diciendo a usted personalmente. Cuando lo haga, orientará su mente hacia las prioridades y la mente del Señor.