viernes, 30 de octubre de 2020

Mediadores de paz

 


Mediadores de paz

“Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra; y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; más te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva. No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. Él se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú enviaste. Ahora pues, señor mío, vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor. Y ahora este presente que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a los hombres que siguen a mi señor. Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días”. 1 Samuel 25: 23-28

En este relato bíblico, vemos a una valerosa mujer que se levanta, sin perder tiempo, para salvar a su pueblo de la imprudencia de su esposo Nabal que había ofendido e insultado a David y este estaba dispuesto a pelear contra él, porque decía que le había pagado mal por bien. Con su actitud pacificadora, Abigail impidió la guerra.

Abigail sabía que, si no hacía algo la vida de su marido y de todos sus sirvientes estaría en peligro, por eso toma la decisión de salir al encuentro del injuriado para tratar de pacificarlo. La misión es difícil porque las cosas podrían salir al revés, moralmente tiene que pedir perdón y a la vez no dejar mal a su marido. David no sólo es cautivado por la belleza de Abigail, sino por su sabiduría, su poder de persuasión y su oratoria.

Abigail usa su destreza retórica para no ser desleal a su cónyuge y al mismo tiempo para no justificar la afrenta que le hizo a David, diciendo estas palabras: “Lo hizo porque: es así y no hay que tomarlo muy en cuenta, Nabal no es un hombre completamente normal». Esto dice mucho de las palabras que usamos cuando hay un conflicto que nos afecta, podemos atizar el fuego de la discusión o apaciguarlo con palabras de sabiduría. Como dice Proverbios 15:1 “La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor”. Esta mujer cubrió los pecados de su esposo demostrando amor por sus semejantes.

En Mateo 5:9 dice: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Dios nos ha puesto como pacificadores para apaciguar el fuego del enemigo, nos ha dado sabiduría para usar las palabras adecuadas para intervenir con amor y paz en medio de los conflictos y darle a conocer con nuestra actitud.  Oración.

«Señor Jesús, sé que el amor cubre multitud de faltas. Por eso enséñame a ser sabio para hablar, especialmente en los momentos de dificultad, con mansedumbre y humildad, reconociendo mis errores para poder traer paz en medio de los conflictos cotidianos. Amoroso Dios, haz que mis palabras y acciones te honren y glorifiquen. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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