Somos casa espiritual
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;
a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo,” Efesios 4:11-12
Como se nos enseña a través de 1 Corintios 12, el Espíritu
Santo reparte de sus diversos dones a cada miembro del cuerpo de Cristo, es
decir, a su iglesia, por ende vemos que las actividades o funciones de cada
persona varían según el don o dones que reciba; existe don de sabiduría,
ciencia, fe, sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritu,
diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas, liderazgo, servicio,
enseñanza, exhortación, contribución y misericordia (1 Corintios 12:4-11,
Romanos 12:6-8).
Ahora bien, el Espíritu Santo a través de la Palabra también
nos enseña que si bien estos dones son dados de manera individual, son para
edificación y servicio del cuerpo de Cristo, 1 Pedro 4:10 dice “Cada uno según
el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de
la multiforme gracia de Dios.”
Hermanos, la Palabra en 1 Pedro 2:5 nos llama a que seamos
edificados como una casa espiritual, para que como dice Efesios 2:21-22, seamos
un templo santo en el Señor donde more su Espíritu. De manera que, la gran
revelación que el Señor nos está otorgando es precisamente la importancia de la
unidad entre nosotros los creyentes, pues si vemos la analogía con un templo
físico, este no tiene forma ni propósito, sino hasta que los ladrillos se unen
y entonces formen un templo.
Nos edificamos como casa espiritual cuando cada uno según el
don que ha recibido lo pone al servicio de los demás, e indudablemente este
servicio es llevado a cabo, como dice Hebreos 10:25, no dejando de
congregarnos. Queridos hermanos, hemos sido puestos en un mismo cuerpo por un
mismo Espíritu, lo que nos indica que para crecer, mantenernos fortalecidos y
ser edificados como casa espiritual es necesario que nos mantengamos unidos,
orando los unos por los otros y estando pendientes los unos de los otros (Efesios
4:16, 6:18, 1 Corintios 12:25-26). Oración.
«Padre, gracias por la revelación que nos concedes en tu
Palabra acerca de la vital importancia que son nuestros hermanos en Cristo; te
pedimos que por tu Espíritu que mora en cada uno de nosotros, nos permitas, a
pesar de las diferencias, mantenernos unidos y reunidos, y en amor
edificándonos para ser tu templo santo en Jesucristo, amén.