viernes, 11 de noviembre de 2022

¡Corro a tu encuentro!

 

¡Corro a tu encuentro!


“Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra,” Génesis 18:1-2

¿Hemos corrido al encuentro con Jesús? Abraham sí lo hizo y puedes ver en su respuesta, al ver al Señor, su gran amor, pues no le importó el calor del día, solo quería ir al encuentro de Jesús y recibirlo, atenderlo, como lo que Él es, el Rey. Esto nos hace reflexionar en cuántas excusas hemos puesto al salir a nuestros encuentros con el Señor, pues hemos dicho: “hay frío, hay calor, hay sueño, hay mucho trabajo” o simplemente “no hay tiempo”, quizá hasta le hemos manifestado: “vuelve en otro momento, cuando yo pueda atenderte como te lo mereces, pero hoy no”. Qué gran diferencia hay entre el recibimiento de Abraham y el nuestro; mientras que para Abraham el estar con Dios era una prioridad, para nosotros es una alternativa.

Este no es el único ejemplo que la biblia nos muestra, en el que hombres de fe salen corriendo al encuentro con Jesús; Pedro lo hizo, cuando Juan manifestó que Jesús era quien se les estaba apareciendo a ellos en el mar de Tiberias; este no dudó en saltar de la barca para llegar nadando a la orilla en donde estaba el Señor (Juan 21:5-7). Samuel también lo hizo y se levantó, aun cuando estaba durmiendo, y le dijo a Dios: “Habla, porque tu siervo oye” (1 Samuel 3:10b). En cada uno de estos encuentros Dios reveló cosas extraordinarias; en el encuentro con Abraham, Jehová le dio la promesa de que tendría un hijo; en el encuentro con Pedro, Jesús lo restauró y le dio una misión: cuidar y apacentar sus ovejas; en el de Samuel se le reveló lo que le acontecería a Israel; y en el nuestro ¿qué querrá enseñarnos el Señor?, ¿estaremos dispuestos a correr a su encuentro la próxima vez?    Oración.

«Padre, espérame que voy corriendo a tu encuentro; cuando tú me llames estaré listo y dispuesto para escucharte hablar, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.