martes, 5 de marzo de 2013

La Posición Correcta no Exime de la Prueba


 La Posición Correcta no Exime de la Prueba


Pasaje Clave: Génesis 1:6.



Abram estaba parado en el lugar correcto, pero viviendo una situación difícil. Está en Canaán, Dios se le revela, el allí adora por lo menos construyendo dos altares… pero el lugar correcto no exime de conflictos.

Los cristianos tenemos la idea que si hacemos lo correcto no puede venirnos problemas y pruebas. Esa es la razón por la que nos preguntamos ¿por qué me pasa esto o aquello? Sin darnos cuenta que nuestra posición amerita la oposición.

Pongamos un ejemplo: Si yo fuera un domador (cosa que no soy) y me subiera a un potro indómito, ¿no se esperaría que este corcoveara y se moviera frenéticamente? ¿Debería apearme del mismo preguntándome porque me pasa esto a mí? De ninguna manera, cualquier observador me preguntaría: ¿qué esperabas que el potro te cebara mate? Ser domador implica que hay que pasar por estos avatares.

Esto es lo que el apóstol Pedro le dice a sus lectores: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo; 13 antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría” (1 Pedro 4:12).

La posición correcta, no exime de la prueba. Jesús hizo lo correcto al bautizarse, pero su posición de obediencia ameritaba el desierto. Jesús hizo lo correcto al afirmar su rostro e ir a Jerusalén pero su posición de obediencia pasaba necesariamente por la cruz. Pablo tuvo revelación de que le esperaban en el camino de la obediencia pruebas y prisiones.

Muchas veces las cosas que nos pasan son por no estar en el lugar correcto pero otras por estar en el lugar de la obediencia. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia es que mientras estás en el lugar correcto nadie te puede voltear del potro, pero si como Abram reculas y te salís de la posición correcta y te vas a Egipto, vas a morder el polvo. Otra vez Pedro nos aclara:

“Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos El es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Que de ninguna manera sufra alguno de vosotros como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometido. Pero si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal glorifique a Dios (1 Pedro 4:14-16).

Hay algunos que chocan con el auto por estar tomados y dicen: “estoy pasando una prueba”, no hermano, metiste las de andar y estás pagando las consecuencias. Pero te agarra la piedra el auto porque estás adorando a Dios, como nos pasó a muchos hace unos meses, ahí la cosa es diferente.

Hoy quiero saber si estoy en la tierra correcta. Porque si estoy parado en la voluntad de Dios tendré revelación, adoración y victoria a pesar de la situación que viva. Si me salí de la voluntad debo urgentemente regresar a ella, porque no hay revelación, ni adoración, aunque pueda salir “victorioso” de la situación de prueba.

Hoy quiero retornar cada aspecto de mi vida al centro de la voluntad de Dios. Nunca es buena idea salirse de lo que me costó tanto obtener y donde tarde o temprano tendré que regresar. Hoy apuesto a la obediencia a Dios. Amén.

Una muestra de obediencia


Una muestra de obediencia

Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.

Mateo 28:20

No se puede ser discípulo sin una vida de obediencia y un deseo de seguir a Cristo como Señor. Una de las maneras más importantes de obedecer es enseñando a otros a obedecer sus mandamientos.

Respecto al Espíritu Santo, Jesús dij "Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn. 14:26). Mediante la Palabra de Dios, el Espíritu ha puesto esa enseñanza a disposición de todos los creyentes. Y todo creyente debe someterse a ella en obediencia.

Solo un verdadero convertido obedecerá a Cristo. Solo cuando usted se presenta "a Dios como [vivo] de entre los muertos, y [sus] miembros como instrumentos de justicia" (Ro. 6:13) muestra usted fe obediente.   El propósito del crecimiento

Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo.

1 Juan 3:3

Segunda Pedro 3:18 ordena a los creyentes que crezcan "en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Su respuesta a este versículo es la acción o la inercia. Si desea crecer en Cristo, usted experimentará bendición, provecho y victoria siguiendo la senda bíblica de glorificar a Dios. Y como descubrió David, también usted sentirá alegría: "A Jehová he puesto siempre delante de mí... Se alegró por tanto mi corazón" (Sal. 16:8, 9).

El apóstol Juan resumió el objetivo del desarrollo espiritual cuando dij "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Jn. 3:2). El proceso del crecimiento terminará el día que veamos a Jesucristo y seamos como Él.    Madurez en el sufrimiento

El Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.

1 Pedro 5:10

Un llamado del cristiano a la gloria tiene que ir por la senda del sufrimiento. El versículo de hoy explica por qué. El sufrimiento es el método de Dios para que su pueblo madure espiritualmente. Lo complace cuando soportamos con paciencia la prueba que afrontamos en el camino. El sufrimiento es parte del plan de Dios a fin de preparar a su pueblo para la gloria.

El apóstol Pedro dijo esto respecto al valor del sufrimient "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" (1 P. 1:6-7). Dios permite el sufrimiento como una confirmación de nuestra fe. También produce paciencia, aunque la paciencia es una virtud que no necesitaremos en la eternidad; no habrá razón alguna para la impaciencia allí. Pero además de esos beneficios, el sufrimiento aumenta nuestra capacidad de alabar, honrar y glorificar a Dios, y eso es algo que usaremos por toda la eternidad.