El Conocimiento específico de Dios.
«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.» Juan 17:3:
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes
andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.”, Salmos 32:8
La vida eterna es gozar del conocimiento de Dios en la tierra
para gozar de la presencia del Padre en la eternidad, y este conocimiento está
disponible de manera práctica cada día. Dios está dispuesto a mostrarnos el
camino y a guiarnos por su gran amor, cada día.
En situaciones tan personales, complejas que no sabemos qué
hacer, Dios está allí para mostrarnos, para darnos a conocer su voluntad. El
conocimiento de Dios, es el conocimiento de su voluntad, y sobre todo la fuerza
que nos da su Espíritu para corresponder o ejecutarla.
Pero hay un conocimiento específico, trascendental y
determinante que el Señor está dispuesto a revelarnos.
Cuando el Señor, en su gracia, me permitió entender este
conocimiento específico, primero percibí en mi espíritu esperanza y paz, pero
también inicié un avance mayor en la madurez cristiana. El fruto se inició a
evidenciar en mi vida, para mostrar la gloria de Dios, no mi propia gloria.
Porque el conocimiento humano es la gloria del hombre pero
enorgullecerse de esto, causa tristeza en su familia; en contraste, el
conocimiento verdadero de Dios es la gloria de Dios, pero la bendición para la
familia y nuestras vidas: “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en
entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y
justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.”, Jeremías 9:24
¿Por qué es importante este conocimiento específico que da
testimonio la Palabra de Dios?
Porque es transformador, porque hace nacer de nuevo a quien
está muerto (sin Dios), pero hace dar mucho fruto al que ha creído pero no ha
crecido.
El Señor nos enseñará cuál es ese conocimiento específico,
para que estemos atentos a su enseñanza que arde como fuego en la noche más
oscura. Oración.
«Padre, gracias Señor porque me amas y ese amor lo
manifiestas permitiendo que te conozca en Cristo, al conocerte mi relación será
más profunda y vital, pues sin ti nada podría hacer; enséñame por tanto mi
Señor tu voluntad y por tu Espíritu hazme entender la plenitud de Cristo, que
es el camino y la verdad y la vida para llegar a ti. Amén.