jueves, 15 de agosto de 2019

TUYOS SOMOS


TUYOS SOMOS
 "Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias", Apocalipsis 3:12-13
Los cristianos fieles serán pilares en el Templo de Dios. Es Jesús quien hace del creyente una columna y no los hombres. Las columnas en las iglesias son aquellos que son usados por el Espíritu Santo para sostener y equilibrar a la congregación. En la iglesia primitiva del siglo I, los pilares fueron Pedro, Santiago y Juan (Gálatas 2:9)
Los creyentes vencedores serán columnas vivientes en el templo celestial. “Nunca más saldrán de allí”, dando la seguridad de la comunión eterna con Dios. Sólo los redimidos por la sangre de Cristo son invitados a entrar al cielo. Esta promesa de estabilidad es la que se encuentra en la serena paz que Jesucristo provee.
En la antigua Asia Menor, cuando un sacerdote moría y se había caracterizado por su fidelidad a Dios, se le honraba en el templo erigiendo un pilar y escribiendo su nombre y el de su padre en él. Este honor que confiere Cristo será permanente para todos los que le sirven con fidelidad. “Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios”. Los fieles llevarán la marca inconfundible de pertenecer a Dios.
Esta marca nos fue dada por el Espíritu Santo en el momento de nuestra conversión, cuando fuimos sellados para el día de la redención eterna. El sello del Espíritu indica que somos hijos de Dios, pertenecemos a Él y nos mantendrá eternamente bajo el cuidado protector de Dios, a salvo de Satanás, el pecado y el juicio.
En el Antiguo Testamento Dios le dijo a Moisés que cuando Aarón y los sacerdotes bendijeran al pueblo pondría su nombre sobre ellos. Números 6:27 “Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”. Esta es la misma idea para la iglesia de hoy, nosotros tenemos la señal de pertenecer a Dios, para que el mundo entienda que somos su pueblo.
También el nombre de la nueva Jerusalén, alude al derecho fundamental que se le otorga al cristiano como ciudadano de la ciudad celestial. Cristo escribirá en su fiel servidor su propio nombre nuevo. Apocalipsis 19:12 “Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo”. En el tiempo por venir, cuando Cristo haya conquistado todo el Universo, los servidores fieles llevarán la señal que muestre su pertenencia a Él, y participarán de su victoria.  Oración.
"Señor Jesucristo, gracias por tus promesas, porque un día me escogiste y me apartaste para ti, me diste el sello de tu Espíritu. Tuyo soy y quiero servirte fielmente. Hazme ese soporte y equilibrio para otras personas dentro de la iglesia. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.