lunes, 31 de mayo de 2021

 

Tomar la cruz


“Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús”. Lucas 23:26

«Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24

Muchas personas interpretan la palabra “cruz” como una carga, cuando enfrentan una relación difícil, un trabajo ingrato, una enfermedad, un problema familiar y dicen muchas veces: “esa es la cruz que me tocó llevar”. Sin embargo, eso no fue lo que Jesús quiso decir cuando dijo: “Toma tu cruz y sígueme”.

En los tiempos de Jesús, la cruz representaba una muerte tortuosa, cargarla significaba llevar el instrumento de ejecución, enfrentándose a hacer el ridículo mientras caminaba al calvario; por eso, para Simón de Cirene no fue fácil, pues también se expuso a la burla y al vituperio del público que también lo miraba, ya que fue obligado por los soldados romanos a llevar la cruz.

“Toma tu cruz y sígueme” es estar dispuesto a morir para seguir a Jesús, morir a nosotros mismos, es un llamado a la entrega absoluta que implica renunciar a nuestra propia vida, abandono de amigos, a veces de la familia, de nuestra reputación ante otros, de nuestra carrera e incluso de la vida, porque en algunos lugares del mundo esto es una realidad.

Por eso cuando Jesús empezó a enseñarles a sus discípulos que iba a morir en manos de los líderes religiosos y de los gobernantes, su popularidad se hundió a tal punto que muchos de sus seguidores lo rechazaron, no fueron capaces de morir al deseo de un Rey terrenal que les diera la victoria sobre la opresión romana, la idea de un siervo sufriente no estaba en sus mentes y no estaban dispuestos a cambiar sus anhelos y planes por Jesucristo. Muchos no entendieron su misión en esta tierra sino hasta después de verlo resucitado.

Jesús hoy nos dice en Lucas 9:24 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”. Si nuestro compromiso es a medias, empezaremos a calcular el costo de seguirle y no estaremos dispuestos a tomar la cruz y crucificar nuestros propios intereses por Él.

Seguir a Jesús es fácil cuando la vida pasa sin problemas, cuando no nos tenemos que enfrentar a adversidades por causa del evangelio, por eso nuestro verdadero compromiso se pone a prueba en las dificultades, porque estas nos traen sufrimiento y pérdida. ¿Estamos dispuestos a tomar la cruz? Empecemos entonces con el compromiso de amar a Dios, cuando lo hacemos, es más fácil rendir nuestra vida a Él y ponerla al servicio de otros.  Oración.  «Señor, mi compromiso contigo es amarte y servirte, que significa tomar la cruz cada día, estar dispuesto a abandonar mis propios planes y todo lo que tengo, por tu causa. Sé que la recompensa cuando renuncio a mi propia vida vale el precio. Pero no quiero hacerlo por obligación sino voluntariamente, en una entrega absoluta a ti, en agradecimiento y amor por todo lo que has hecho por mí. Quiero poder decir sin vacilación como Pablo: “porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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