jueves, 16 de mayo de 2024

Mente mía recuerda

 

Mente mía recuerda


“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,” 2 Corintios 10:4-5

En devocionales anteriores hemos venido hablando sobre la desesperación (falta de esperanza) y cómo ella produce en el ser humano diversos efectos, entre ellos la ansiedad. La ansiedad es considerada actualmente como una emoción que consiste en un miedo excesivo al futuro, y los especialistas nos informan que ésta se genera en la mente, por eso la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha considerado la ansiedad como un trastorno mental. Claramente todo esto que se siente en nuestras emociones, pero se genera en nuestra mente, termina afectando nuestra voluntad, y por ende, el comportamiento de cada individuo, es decir que perjudica toda nuestra ALMA, y al verse afectada el alma, nuestro cuerpo lo somatiza de alguna manera (como lo vimos días atrás).

Pero entonces ¿cuál es la solución a esta problemática? Para el corazón que está con desesperanza, desesperanza que produce ansiedad, nos dicen las Escrituras que esto se vence con LA ESPERANZA, pero ¿Qué significa esto? “La esperanza es la expectativa que se tiene de recibir lo que se nos ha prometido, pero está puesta en alguien confiable, quien nunca cambia, Jesús.”. La palabra de Dios nos dice que nuestra esperanza, Jesucristo, no avergüenza (Romanos 5:5a), pues Él “es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8) y nos recuerda además que “todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén,” (2 Corintios 1:20) pues “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19). A través de este devocional lo que el Señor quiere que nuestra mente recuerde, al meditar en las Escrituras, es la importancia de echar toda ansiedad sobre Él y de despojarnos de todo ese peso que nos produce el vivir en desesperanza y ansiedad, derribando todo argumento que se levanta en contra de la verdad que Dios nos enseña (2 Corintios 10:4-5).   Oración.

«Gracias Padre por tu palabra, porque cuando medito en ella, encuentro verdades reveladoras y hallo descanso para mi alma, amén.