viernes, 24 de abril de 2020

Una vida renovada


Una vida renovada

«Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impurezas. Más vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.» Efesios 4:17-21
Pablo escribió esta palabra hace muchos siglos y vemos que el mundo de aquella época tenía las mismas actitudes que el de hoy, un mundo desconcertante, confuso, rebelde, con opiniones y conceptos sin sentido como cada quien quiera tomarlos, hasta creer saber más que Dios; un mundo que tiene el pensamiento entenebrecido e insensible hacia lo divino a causa de estar alejados de Dios, carentes de propósito y llenos de vanidad por la dureza de su corazón, creyendo que está disfrutando de la vida, cometiendo con toda avidez toda clase de impurezas; se hunden más en la inmoralidad y la lascivia, ignorando completamente la bendición de tener una relación con Dios.
Pablo requiere al pueblo con autoridad para que comience a vivir de una nueva manera, empezando por regenerar la mente, pues el creyente no debe seguir los parámetros del mundo, ya que ha sido lavado con la sangre de Jesucristo, comprado con alto precio y ha tenido un nuevo nacimiento. Su vida no debe estar vacía, sino llena de propósitos divinos y en su mente debe albergar la Verdad de la Palabra de Dios y en su corazón la llenura del Espíritu Santo.
Aprender de Jesucristo es el desarrollo de una relación personal con Él, de tal manera que podamos llegar a conocerlo mejor cada día y esto se logra únicamente escudriñando y poniendo en práctica lo que dice la Biblia, con la cual renovamos la manera de pensar y paso a paso se obtiene una nueva naturaleza, como resultado de la acción del Espíritu Santo. Hay que aceptar en el corazón a Jesucristo y su Palabra, y así nos convertimos en hijos de Dios, recibiendo una nueva vida, que se vive para su gloria y honra.  Oración.
«Amado Dios, gracias por haberme sacado de una manera vana de vivir, tu Palabra ha renovado mi mente cada día, me has dado un nuevo corazón y he entendido la gran riqueza espiritual que tú me has otorgado, seguiré tus enseñanzas con gran obediencia, conforme a la verdad que está en ti, Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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