sábado, 10 de octubre de 2020

No vuelvo atrás. Primera parte

 


No vuelvo atrás. Primera parte

“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. Juan 6:35

“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Juan 6:63-67

El verdadero pan del cielo nos fue dado en Jesucristo, por eso debemos ir a Él con la plena certeza de que calmará nuestra hambre y nuestra sed espiritual. Sin embargo, así como en tiempos de Jesús la mayoría de las personas sólo querían satisfacer sus necesidades materiales y forzaban al Señor a ser un líder terrenal que les resolviera todas sus expectativas económicas, políticas y religiosas; cuando Él no estuvo dispuesto a complacerlos, lo rechazaron. Hoy también muchos no entienden que Él es el Pan de Vida para el espíritu y el alma, lo rechazan y se niegan a creer.

Mientras que los Israelitas comieron el maná y murieron, Cristo promete que quién come de Él viviría eternamente, tanto espiritual como físicamente. Cristo es el que da vida y restaura nuestra relación con Dios y esa vida comienza aquí y ahora, porque Él “tiene la vida eterna”. Como dice Juan 6:54 “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. Este lenguaje les resultó a muchos muy difícil de entender porque tenía un sentido espiritual que aludía a su muerte en la cruz y no había otro modo de lograr la salvación para los hombres si no era dando su vida por ellos.

Entonces hermanos, “comer y beber” sirve para enfatizar el grado de intimidad que tenemos con el Señor, habla de nuestra relación personal con Él. En nuestra vida diaria cuando comemos o bebemos algo, eso no sólo aporta energía y vida a nuestro organismo, sino que forma parte inseparable de nosotros mismos. Y de la misma manera, cuando creemos en Cristo, somos unidos con él en una comunión vital y existencial, de la misma manera que Él está unido al Padre Celestial.

Al oír el evangelio se repite nuevamente la pregunta de Jesús: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” Será que como Pedro podemos contestarle: “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”  Oración.

«Amado Jesús, tú eres mi única esperanza y garantía de inmortalidad, gracias por haber descendido del cielo, por ser el maná que sustenta mi vida, quiero permanecer en comunión contigo cada día, para ser fortalecido en mi espíritu. Ilustraste por medio del pan la necesidad de creer en ti como aquel que fue enviado por el Padre para que disfrutara de la vida eterna. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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