jueves, 17 de junio de 2021

Caer de la gracia

 


Caer de la gracia

“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.”, Gálatas 5:4

Muchos podemos caer de la gracia, no perdemos la salvación, pero regresamos a ser guiados por nuestra vieja naturaleza, por varias razones:

Primero, porque nos dejamos engañar por doctrinas equivocadas que quieren colocar cargas de condenación, para llevarnos a tratar de agradar a Dios por medio de rudimentos y mandamientos de hombres, que aparentan piedad pero que nada pueden hacer frente a los apetitos de la carne, como lo explica el libro de Colosenses que podemos estudiar para entender, que la forma más fácil de caer de la gracia es volvernos religiosos, tratando de agradar a Dios por las obras de nuestra propia justicia (Colosenses 2:20-23).

Entonces la fe que obra por el amor es la fuente que ahora nos impulsa a que tengamos un testimonio real de NO obedecer al pecado. Y si Cristo nos liberó, nuestra libertad no debemos usarla como ocasión para la carne, sino para servir por amor a otros, porque el que ama cumple toda la ley. (Gálatas 5:13-14)

Lo anterior nos lleva al segundo aspecto que nos puede hacer caer de la gracia de Dios, y es andar en la carne, obedeciendo nuevamente a nuestros deseos y no andando guiados por el Espíritu, pues si somos guiados por él, no estamos bajo la ley, por lo tanto no hay condenación ni maldición como consecuencia de no cumplirla (Deuteronomio 11:26-28).

Si andamos por el Espíritu somos guiados por él y el pecado no tiene poder sobre nosotros, así que no nos hagamos orgullosos y llenos de vanagloria, soltémonos del yugo de dependencia de nosotros mismos, y crucifiquemos a diario la carne colocando nuestra confianza en la guía del Espíritu de amor que ahora mora en nosotros.

El tercer aspecto que puede hacernos caer de la gracia, al desligarnos de la dependencia a Cristo, es tergiversar o adulterar la verdadera gracia de Dios, cambiándola por libertinaje o un permiso para pecar, por la ignorancia de la verdadera doctrina de Cristo, pensando que no hay consecuencia por el pecado, ir del extremo religioso de hipocresía que demanda perfecta obediencia a la ley, al extremo de ignorar al maligno y sus maquinaciones, y de ignorar que el pecado trae consecuencias destructivas y dolorosas a nuestra vida, y solo la verdadera gracia de Dios nos da la fuerza para no ceder ante el pecado.

Hermano, la gracia de Dios nos sostiene para no pecar, pero también nos bendice para dar; la ley demanda, la gracia provee. Si nos ha proveído tantas riquezas espirituales, tanta bendición sobreabundante, ¿hemos de ser esclavos nuevamente y caer de la gracia o mejor es obedecer permaneciendo en el gran amor inmensurable de Dios en Cristo?  Oración.

«Señor, quiero permanecer en ti, que tu gracia y amor rebosen en mi, porque ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesús, porque al morir en Cristo a mi vieja naturaleza, el pecado no tiene poder sobre mi, soy libre para vivir una vida en santidad y servicio a ti, en el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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