jueves, 19 de febrero de 2015

Hechos 27:33-36

Hechos 27:33-36


Estaba a punto de amanecer cuando Pablo animó a todos a tomar alimento.  Hoy hace ya catorce días que ustedes están con la vida en un hilo, y siguen sin probar bocado.  Les ruego que coman algo, pues lo necesitan para sobrevivir.  Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza.  Dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios delante de todos.  Luego lo partió y comenzó a comer.  Todos se animaron y también comieron.  Éramos en total doscientas setenta y seis personas en el barco.


¿Por qué Pablo tiene que animarlos a tomar alimento?  ¿No tenían hambre?  A mi parecer, no querían comer porque no sabían cuánto tiempo permanecerían a la deriva.  Piénsalo por un momento.  Tienen una cantidad limitada de comida y una espera para ser rescatados que puede durar por días y meses.  ¿Qué hacen?  Aferrarse a lo último que les queda de esperanza.  Si bien, al parecer ya están cerca de tocar tierra, ¿quién les garantiza que podrán conseguir comida?  Conforme a su instinto, deciden almacenar lo más que puedan.  Tiene sentido.
¿Y qué relación tiene con nosotros? O ¿Qué podemos aprender de esto?
Dios te está diciendo el día de hoy, anímate y come.  Anímate y goza.  Anímate y agradece.  Anímate y vive.  No te aferres a tus problemas.  No te ahogues con tus pruebas.  No permitas que la incertidumbre te robe tu capacidad de vivir.  Dios te está diciendo: sé que llevas ya varios días con la vida en un hilo y sin probar bocado, pero come pues yo me encargaré de que sobrevivas y no pierdas ni un solo cabello de la cabeza.  ¿Lo puedes ver?  ¿Te das cuenta de cuánto nos aferramos a las cosas?  El domingo pasado dejé mi teléfono celular desatendido por diez minutos y con eso fue suficiente para que me lo robaran.  ¡Qué coraje me dio!  Lo busqué.  Lo localicé vía satélite.  Ví que estaba muy cerca de mi casa y fui al lugar donde aparecía que estaba.  Llegué y obviamente no encontré a nadie que tuviera mi teléfono.  Insistí y en mi cabeza no lo quise olvidar.  Por la tarde, mientras caminaba comencé a orar.  Tuve que pedir perdón.  ¡Es un teléfono!  Un teléfono pudo cambiar mi estado de ánimo por casi un día.  ¡Algo no está bien!  No podemos estar tan apegados a lo material.  Cuando Jesús fue tentado en el desierto después de no haber comido nada por 40 días, responde a Satanás diciendo que no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Jehová.  ¿Esto quiere decir que no tenía hambre?  ¡Por supuesto que tenía hambre!  Lo que nos enseña es a poner prioridades en el orden correcto.  Primero está Jehová y luego nuestras necesidades carnales.  Tus problemas no se van a terminar ni todo será maravilloso así como Jesús seguía con hambre.  Lo que va a cambiar es que podrás vivir con gozo, paz y agradecido sin importar las circunstancias.  Podrás, como Pablo, animar a los demás a comer pues sabrás que Dios se encargará de proveer.  Podrás disfrutar de lo que Dios te da pues no estarás preocupado por lo que vendrá después.  Dios conoce tus necesidades.  Ora.  Abre tu corazón y dile cómo te sientes.  Él quiere bendecirte y llenarte de consuelo y amor pero necesitas comer de su palabra.  Necesitas mejorar tu comunión con Él.  Necesitas mejorar tu compromiso con Él.  Necesitas dejar de confiar y aferrarte en lo material y comenzar a desarrollar lo espiritual.
Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados y sobre todo por aferrarme tanto a las cosas en lugar de aferrarme a ti y a tu palabra.  Quiero fortalecer mi relación contigo y renovar mi compromiso de entrega.  Dame fe mi Señor para seguir caminando y poder comer y vivir confiado en Ti y no en las circunstancias.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén