sábado, 2 de mayo de 2020

Clama a mí y yo te responderé


Clama a mí y yo te responderé

“Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Jeremías 33:3.
“Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.” Oseas 4:6 Primera Parte.
Vivimos en un mundo plagado de amenazas, violencia, corrupción, narcotráfico, guerras, desigualdad e injusticia y esto produce en el hombre estrés, angustia, depresión y desesperación que lo llevan a tomar acciones y decisiones como el alcoholismo, la drogadicción, el suicidio; lo cual solo lleva a ahondar el problema. Sabemos que solamente en Cristo Jesús encontramos el camino para enfrentar y vencer tan difíciles circunstancias, pues Él nos dice clama a mí, “e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”. (Salmo 50:15) Pero, ¿cómo clamará y cómo invocará a aquel que no ha conocido? Y es aquí donde radica la importancia de nuestro compromiso con el cumplimiento de la gran comisión, pues a través de ello llevamos el conocimiento de Cristo Jesús a aquellos que en su angustia no tienen ninguna esperanza y al llevarlos al conocimiento del Señor, Él, por su Santo Espíritu, comenzará a enseñarles y revelarles a través de su palabra cosas grandes y ocultas que no han conocido. (Isaías 48:6)
Nos dice en su palabra: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.” (Oseas 4:6) Porque una persona en el mundo, sin Cristo Jesús en su corazón, es una persona que camina indefectiblemente a su destrucción. Somos sacerdotes ante Dios y como tal debemos enseñar lo que Él nos ha enseñado y nuestros labios han de guardar sabiduría y de nuestra boca el pueblo buscará la ley; porque mensajeros somos de Jehová de los ejércitos. (Malaquías 2:7)
Dios nos ha dado tanto y hay tanta gente que necesita desesperadamente de lo que Dios nos ha dado que debemos ser obedientes a su mandato, “de gracia os he dado, id y dad de gracia” (Mateo 10:8)
El mundo actual angustiado y sin esperanza está anhelante de encontrar una luz en la oscuridad, un refugio en su desesperación, un camino que le permita salir del hoyo en que se encuentra y nosotros, los hijos de Dios, sabemos que esa esperanza, que ese refugio, que ese camino es Cristo Jesús; por lo que estamos llamados a actuar pronta y decididamente para llevar a todos los necesitados a los pies de aquel que ante su situación puede decirles en su gran amor: “Clama a mí y yo te responderé”  Oración.
«Padre, Señor y Dios nuestro en el nombre de Jesús clamo a ti para que en tu amor y en tu misericordia, por tu Santo Espíritu, sigas revelándome tu Palabra que es fuente de sabiduría, inteligencia, paz, amor, luz y poder; para que lleno de ella sea testimonio vivo de tu obra en nuestras vidas ante los ojos de un mundo necesitado desesperadamente de todo lo que solo tú Señor puedes darnos. Amén.»