Daniel testigo del Amor
“Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer
día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu
Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido” Daniel
10:12
Daniel dejó registrado en su libro un encuentro que tuvieron
sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-nego con Cristo Pre-encarnado, un encuentro
tal, que impactó hasta la vida del rey del imperio de ese tiempo,
Nabucodonosor, al punto de llegar a bendecir al Dios de estos jóvenes; en este
relato vemos la pre-existencia de Cristo, pero no era necesario que Cristo se
presentase así para creer en Él, Daniel creía en Dios y por eso le oraba
constantemente, y sus oraciones eran respondidas, por eso vemos cómo en visión
pudo tener una revelación del Mesías, el Santo de los santos (Daniel 9:24-26)
convirtiéndose también en testigo de su amor. (Daniel 10:11)
Daniel, quien conoció a Cristo por medio de la oración,
profetizó de Él, y en su libro quedaron registrados desde los grandes imperios
que se levantarían en el pasado, como el de babilonia, el medo-persa, el griego
y el romano, hasta lo que pasará en el futuro con la gran tribulación,
indicando también los tiempos en que llegaría el Mesías, mostrando así la
fiabilidad histórica de la Biblia; pero sobretodo la inspiración divina que
tiene la misma. (Daniel 2:25-45; 9:25)
Es sorprendente saber que en las Escrituras encontramos
profecías dadas en el Antiguo Testamento que se han cumplido como se
anunciaron. Esto debe llevarnos a creer en Cristo, pues como sabemos por la
Palabra de Dios, Él maneja los hilos de la historia y pone y quita reyes.
(Daniel 2:21)
Como hijos amados de Dios, gracias a Cristo, podemos tener
una revelación de las escrituras, para entender lo que fue escrito en el
pasado, que impacta nuestro presente y que nos da claridad del futuro.
Hermanos, que como Daniel podamos disponernos a entender y humillarnos en la
presencia de Dios, siendo testigos de su amor, para comprender nuestro pasado,
tener propósito en nuestro presente y alcanzar esperanza para nuestro futuro. Oración.
«Señor Jesús, hoy dispongo mi corazón para humillarme en tu
presencia y entender el gran amor que has tenido conmigo, reconociendo que en
cada prueba y dificultad me has acompañado, gracias porque sé que tú seguirás a
mi lado como lo has hecho siempre. Amén.