viernes, 25 de febrero de 2022

El poder de ayunar y orar. Parte 2

 


El poder de ayunar y orar. Parte 2

“Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno”. Salmo 35:13

“Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes”. Esdras 8:21

La gente que ha hecho cosas para Dios, ha testificado de la necesidad de la oración y del ayuno, como herramientas poderosas para lograr lo que el Señor quiere a través de ellos. Por eso, debe volverse una disciplina en nuestra vida si queremos hacer su voluntad.

El Señor Jesús dijo en Marcos 2:20 “Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán”. Hablaba de los tiempos de la iglesia después de su ascensión, donde Él sería quitado de esta tierra y necesitaríamos orar, ayunar y permanecer más en comunión con el Espíritu Santo, para renovar nuestra unción y estar siempre preparados para su regreso. También para fortalecernos ante los acontecimientos que vendrán sobre este mundo antes de su Segunda Venida.

 

Hay entonces una necesidad espiritual de ayunar porque es la manera bíblica de humillarnos ante los ojos de Dios, porque el ayuno trae revelación del Espíritu Santo sobre nuestra condición espiritual, resultando en quebrantamiento, arrepentimiento y cambio. Isaías describe el ayuno como “el día en que aflige el hombre su alma”. Isaías 58:5

El ayuno es el medio crucial para un avivamiento personal, que opera en la obra interna que el Espíritu Santo hace en cada uno de nosotros de manera poderosa. 2 Timoteo 1:6-7 dice: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Nos ayuda a entender mejor la palabra de Dios para que adquiera mayor significado en nuestra vida, siendo vital y práctica. Este transforma la oración en una experiencia más rica y personal, restaura la pérdida de nuestro primer amor hacía el Señor. El ayuno es un medio primordial de restauración, libera el fluir del Espíritu para hacer la obra a través de nosotros. Nos lleva a una vida más profunda en Cristo.

Humillarnos delante de Dios amplía el canal de su poder dentro de nosotros, transforma nuestra fe, nos purifica espiritualmente de egoísmo, nos somete al horno de fuego de la renunciación a los deleites de este mundo que nos separan de Él. Quita nuestras impurezas para formarnos con el carácter verdadero de Cristo. El ayuno renueva nuestro compromiso con Cristo de cumplir con la Gran Comisión reafirmando nuestra decisión de hacer la voluntad del Padre hasta el fin. ¿Qué estamos esperando para hacerlo?   Oración.

«Amado Señor Jesucristo, haz que entienda el verdadero significado del ayunar y orar para que se vuelvan un hábito en mi vida, que a través de esas poderosas herramientas espirituales aumentes mi percepción espiritual, aquietes mi mente y mis emociones, renueves mi visión y me ayudes a seguir el plan que tienes para mí. Produce entrega, quebrantamiento santo, calma interna y autocontrol en mi vida, que sea capaz de crucificar mi carne y sujetarme en espíritu, alma y cuerpo a ti. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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