viernes, 23 de febrero de 2024

Seamos UNO en Cristo

 

Seamos UNO en Cristo

“Porque tres son los que dan testimonio en e


l cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.”, 1Juan 5:7

“para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.”, Juan 17:21

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”, Efesios 4:30-32

Hemos aprendido a través de los anteriores devocionales acerca de la relación de amor, reciprocidad, complacencia y confianza entre el Padre, Hijo y Espíritu Santo; de esa misma manera nosotros podemos y debemos manifestarlo en nuestra relación con nuestros hermanos, a través de ser llenos del amor del Padre, de la gracia del Hijo y de la comunión del Espíritu Santo (2 Corintios 13:14).

Por esto el Señor Jesús hizo una gran oración en Juan 17 y, ¿que pedía al Padre en esencia? ¡¡¡que fuésemos uno, así como Él con el Padre y con el Espíritu son UNO. (Juan 17:21) “. Esto también lo vemos en Juan 10:30 donde el Señor dice: “Yo y el Padre uno somos.”

UNO es lo contrario a la división, al egoísmo, al individualismo extremo, pero para tener una relación de comunión con mis hermanos siendo un ser individual, solo se puede hacer por medio del Espíritu Santo; no es un esfuerzo de la voluntad tener comunión, sino que viene como un don (un regalo) del Espíritu Santo que se manifiesta en nuestra nueva vida en Cristo (la comunión del Espíritu). Entonces se nutre de una relación diaria y consciente con Dios, pero muchas veces contristamos al Espíritu, no lo escuchamos; como consecuencia hacemos lo contrario al carácter de Cristo, pero estamos llamados a quitar de nosotros todo aquello que afecte la comunión, como nos dice el versículo de hoy en Efesios 4:30-32.

Aquellas cosas que dañan nuestras relaciones, interrumpiendo la comunión son temas del carácter, de un mal carácter que ya no tiene razón de ser en nosotros y que debe morir por el Espíritu para que emerja el verdadero carácter del Cristiano, por esto nuestra vista debe estar de continuo en aquel que sí tiene el carácter perfecto: Cristo. Por esta razón dice la escritura: “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,” (Colosenses 3:8-10), observemos que quitarse el viejo vestido implica renunciar a cosas que no reflejan lo que somos y colocarnos otras que si bien son de Cristo, él ya nos las dio a nosotros, las tenemos, es nuestra responsabilidad apropiarnos de esta verdad y pedirle al Espíritu que la desarrolle en nosotros.    Oración.

«Padre, que mi carácter sea forjado en una relación de amor contigo, en comunión con mis hermanos, mostrando al mundo que tú estás en nosotros y nosotros en ti, para gloria de tu nombre. En el nombre de Jesús, amén.