sábado, 28 de abril de 2012

MEDITANDO EN EL LIBRO DE ROMANOS


Las misericordias de Dios
El versículo 1 del capítulo 12 comienza con la expresión: «Así que…». Esta es una expresión que recorre toda la carta. En otras partes se traduce «Por tanto…», o «Por lo tanto…», pero la expresión griega es la misma. Y eso significa que lo que él va a decir está basado en todo lo que se ha dicho hasta este momento, que incluye los primeros 11 capítulos de Romanos.
Ahora, vea qué importante esto, porque lo que ha dicho hasta aquí es realmente abundante en revelación. Y ese «Por tanto…» es la puerta de entrada a lo que viene a continuación: la vida cristiana práctica.
«Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios…». La primera parte de Romanos, entonces, trata de las misericordias de Dios. ¡Qué maravilloso! Una de esas misericordias es la elección de Dios. Pero Pablo nos dirá que no solo la elección divina es un acto misericordioso de Dios, sino que la totalidad de la vida cristiana se fundamenta en las misericordias de Dios.
Él va a mencionar por lo menos cinco grandes misericordias que Dios ha hecho con nosotros en Cristo Jesús. Y ellas tienen un propósito, son los fundamentos de la vida cristiana. Cuando usted quiere edificar una casa, primero coloca fundamentos. Si la vida cristiana práctica es la casa, los fundamentos de aquella son estas misericordias de Dios. Sin ellas, no se puede edificar.
Muchos de los problemas que tenemos en nuestra vida práctica se deben a que nuestros fundamentos no han sido colocados de manera adecuada. En 1ª Corintios 3:10, Pablo dice: «Yo, como perito arquitecto, puse el fundamento». Luego dice: «Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo» (v. 11).
Poner ese fundamento requiere de cierta pericia, que no cualquiera tiene. Por eso dice: «Yo, como perito arquitecto…», aunque la palabra arquitecto más bien debiera traducirse como constructor. El arquitecto es el que hace los planos, pero aquí está hablando del que construye.
Para poner fundamentos, usted tiene que saber. Y con mayor razón en un país como Chile, que es sísmico. El mismo Señor enseñó, en el Sermón del Monte, cuán importante el asunto del fundamento sobre el cual se edifica la casa, en este caso, nuestra vida cristiana.
Después del terremoto de febrero de 2010, en Chile  investigaron la causa de la caída de un edificio se descubrió un gran problema: el edificio se había construido literalmente sobre la arena. Esto es una comprobación de la parábola del Señor Jesús.
Ahora, otros edificios también fueron levantados allí, pero con ellos se cavó lo suficiente, hasta encontrar la roca. Sin embargo la gente que construyó aquel edificio, no lo afirmó sobre la roca. «…Y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina» (Mat. 7:27), porque estaba edificada sobre la arena.
En estas palabras, detectamos algo muy importante. El Señor dijo: «…vinieron ríos, y soplaron vientos…». Siempre e inevitablemente, soplarán los vientos y vendrán los ríos contra nuestra vida. El Señor lo dijo; no se puede evitar. Usted quisiera que no hubiera vientos, inundaciones, peligros; pero el Señor lo dijo. Nuestra vida va a ser probada.
Tu vida, mi vida con el Señor, va a ser probada. Porque la única forma de saber si los fundamentos están bien colocados es poniéndolos a prueba.
Hermanos amados, lo que el Señor busca en nosotros es realidad. Lo que Dios quiere en tu vida son cosas reales; aunque sea poco, pero que sea real. No quiere apariencias, no quiere cuestiones falsas, erróneas. Y, como él quiere que la verdad esté en tu vida, él va a conmover una y otra vez los fundamentos de tu vida.
En Hebreos dice que, el Dios que un día conmovió la tierra con su voz, nuevamente conmoverá la tierra y los cielos; y todas las cosas que sean movibles serán conmovidas, para que queden las inconmovibles. Si pudiéramos describir la vida cristiana, yo diría que es eso. Dios conmueve todo en nuestra vida, para que quede lo que no puede ser conmovido.
Por eso, los fundamentos son esenciales. Si tu vida no tiene buenos fundamentos, inevitablemente, vas a sufrir y vas a tener problemas. Por eso, el apóstol Pablo ha dedicado 11 largos capítulos de su carta a los Romanos, para hablar de los fundamentos o de las misericordias de Dios.
Y cuando Pablo comienza a decir: «…os ruego por las misericordias de Dios», está haciendo alusión a todos esos fundamentos, que son esenciales para la vida cristiana; y para la edificación no solo de la vida personal de cada uno de los creyentes. Si usted sigue leyendo verá que, a partir del versículo 3 del capítulo 12, Pablo nos va a hablar de la iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Porque el lugar donde se vive y se realiza la vida cristiana es, según el diseño de Dios, la iglesia.