sábado, 11 de septiembre de 2021

El sufrimiento cristiano

 


El sufrimiento cristiano

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” Mateo 7:24-27

Es el tiempo de los vientos feroces y de las dificultades, debido a las consecuencias del pecado de una humanidad que, al rechazar a Cristo, rechaza la vida abundante. Por esto, es grande la ruina de los que no colocan su confianza en Cristo, porque su vida está sostenida en cosas perecederas y temporales. Pero a los que hemos creído, puede llegar la lluvia fuerte de la prueba y estaremos firmes, porque nuestra casa espiritual, está fundada sobre la roca que es el Señor Jesús mismo. Él está en nuestro corazón y si Él está en mí ¿quien contra mí?

Por esto, en cuanto al sufrimiento de los que estamos en Cristo, la palabra de Dios explica el propósito en 1 Pedro 5:10 “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”

Así que, cuando sufrimos por causa de Cristo, es señal de que estamos en su voluntad. Qué vergüenza y qué tristeza que suframos por las consecuencias de nuestro pecado; mejor hagamos la diferencia y padezcamos como cristianos, haciendo la voluntad de Dios, porque al final llegará nuestra recompensa, como dice Colosenses 3:24-25 “sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.”   Oración.

«Padre, quiero ser reafirmado en tu palabra, sostenido en tu Espíritu, animado en tus promesas de vida en Cristo y fortalecido por tu amor. Permite, Señor, que mi vocación de fe y mi llamado permanezcan firmes, aún en medio de la prueba, confiando plenamente en ti. En Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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