domingo, 19 de marzo de 2017

“Tu amor inagotable durará para siempre; tu fidelidad es tan perdurable como los cielos.” Salmo 89:2

Hay un límite para el amor humano. Se desgasta. Se seca.

Por eso tienes que tener el amor de Dios en todas tus relaciones, si estas van a persistir. El amor de Dios nunca se desgasta. El amor de Dios es paciente, persistente y perseverante.

¿No es una buena noticia saber que Dios nunca se da por vencido contigo? No importa lo que hagas, Su amor nunca se rinde. Es lo suficientemente amplio como para incluir a todo el mundo, y es lo suficientemente largo, como para durar para siempre.

Dios nunca te amará más de lo que Él ahora mismo te ama. Pero tampoco te amará menos de lo que te ama ahora mismo.

Él te ama en tus días buenos. Él te ama en tus días malos. Su amor no está condicionado por tu respuesta. Dios es amor, y Su amor se da libremente. No puede ser ganado, y no es merecido.


Acepta Su amor y adóralo, sabiendo que Su amor es suficiente para durar por siempre: “Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo.”  (Efesios 3:18-19