La paciencia de nuestro Señor, es para salvación
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:9
“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas,
procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en
paz. Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como
también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os
ha escrito”. 2 Pedro 3:14-15
Al observar el mundo de hoy y cómo la maldad se ha
multiplicado, las guerras, la violencia, la inmoralidad y la corrupción en
todo, muchas personas están sufriendo y se preguntan ¿por qué Jesús no vuelve
ahora y trae paz y solución a todos los problemas?
Muchos quizás nos preguntamos: ¿Por qué Dios se demora? El
apóstol Pedro nos advirtió sobre este tiempo y dijo que mucha gente se burlará
de los creyentes y dirán: ¿Qué hubo de esa promesa de su venida? 2 Pedro 3:4.Y
nos aclara que hay una buena razón para su demora y es que el Señor está dando
tiempo para que muchas personas se arrepientan antes de su regreso.
Dios nunca tiene prisa, pero siempre llega a tiempo, porque
para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.
Dios no está demorado en cumplir su promesa, sino que es
paciente porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan, su
demora es para salvación. Se está refrenando por todos aquellos que todavía no
se vuelven a Él. Está retrasando el final para que muchos se salven, está dando
un tiempo de gracia para que se conviertan y cambien. Dios está manteniendo con
amor la puerta abierta para la salvación de ellos.
Pero, ¿Qué hacemos mientras esperamos que Dios haga lo que ha
prometido hacer? 1)Debemos confiar en el Señor, llenándonos de vida y de gozo
en la medida que nos perfeccionamos para ser más como Él. 2)Siendo dependientes
de Dios, permaneciendo a pesar de que vengan cosas difíciles y siendo
pacientes, recordando que el control de todo está en sus manos. 3) Volviéndonos
de corazón a Él, cambiando radicalmente la dirección de nuestra vida,
alejándonos del pecado y santificandonos cada día. 4) No siguiendo las
ideologías y antivalores de este mundo que nos llevan a la perdición y a
alejarnos de su Presencia.
El Señor vendrá cuando menos pensemos y el mundo tal como lo
conocemos será puesto al descubierto. Habrá un cielo y una tierra nueva en
donde morará la justicia, 2 Pedro 3:13. Vivamos entonces lo mejor posible en
pureza y paz, creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo, 2 Pedro 3:18. Oración.
«Señor, mientras espero tu regreso, ayúdame a vivir una vida
santa y piadosa para que todo mi ser: espíritu, alma y cuerpo sea guardado
irreprensible hasta tu segunda venida. Dispón mi corazón para que pueda
compartir esta promesa para que muchos se arrepientan, te conozcan y sean
salvos. En el nombre de Jesús, amén.