miércoles, 30 de junio de 2021

Jesús y la oración

 

Jesús y la oración


“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.” Mateo 6:6-7

“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Juan 14:13

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33

Orar, es hablar con Dios, con la oración establecemos una comunicación directa con Dios el Padre, por la gracia del Hijo y la comunión del Espíritu Santo.

¿Qué significa esto? Que el Hijo de Dios, al morir en la cruz, restableció la comunicación con el Padre, que estaba bloqueada o rota por nuestros delitos y pecados, esto se conoce como la reconciliación, como nos dice Romanos 5:10:” Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” Jesús nos abrió un canal, que nos permite tener una relación directa y personal con el Padre, un nuevo camino vivo por medio de su sangre, quitando el velo que nos separaba de Dios (hebreos 10:19-20).

La comunión del Espíritu Santo se trata de permanencia, es decir, gracias a que nos fue dado un Consolador por medio de la fe en Jesús, podemos permanecer en una relación constante con Dios, pues incluso en nuestras debilidades, cuando no sabemos pedir como conviene, él intercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26).

El Señor Jesús cuando estaba en la tierra oraba en todo momento, intercediendo por nosotros, cuando clamaba al Padre “Mas no ruego solamente por éstos sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,” (Juan 17:20); y para que nosotros podamos reflejar este mismo sentir de Jesús, el Padre ha enviado el Espíritu de su Hijo a vivir en nuestro corazón, por esto cuando oramos, él clama dentro de nosotros: Papá, amado Papá (Gálatas 4:6).

Este privilegio de comunicarnos con Dios por medio de la oración, nos lleva a hacer lo mismo que Jesús, al clamar también por las necesidades de otros, sus trabajos, inconvenientes, enfermedades, orando para que no les falte la fe en medio de sus pruebas (Lucas 22:32). Así que coloquemos en práctica esta enseñanza, llevando toda ansiedad a su presencia y dando a conocer a Dios nuestras peticiones en toda oración y ruego, con acción de gracias; El promete que su paz, que sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7).   Oración.

«Papito Dios, por la gracia de Jesús me acerco a ti, para pedirte por mis necesidades, sé que tú suplirás todo lo que me falta, conforme a las promesas que me has dado en Cristo, y también te pido por las necesidades de mis hermanos, los que están enfermos o pasan por dificultades, para que tú les ayudes, porque sé que nada hay imposible para ti. Señor, que tu Hijo Jesús sea glorificado cuando respondas a mi oración. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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