jueves, 24 de octubre de 2024

Adoremos a Dios

 


Adoremos a Dios

“Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran”. Nehemías 9:6

En tiempos de Nehemías la restauración no solo se limitó a los muros físicos y la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén, sino que se levantó un avivamiento cuando el pueblo restauró su condición espiritual y se acercó a Dios y a su Palabra, confesando sus iniquidades y clamando en voz alta a Jehová su Dios, adorándolo de corazón, Nehemías 9:4-5

Una profunda adoración a Dios comienza cuando confesamos nuestros pecados y reconocemos que hemos transgredido sus mandamientos. Si su Majestad suprema es reconocida por toda su creación, nosotros sus hijos, aún más debemos reverenciarlo reconociendo que Él gobierna, sobre todo.

Nehemías 9:3 dice: “Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios”. La restauración espiritual empieza cuando anhelamos la Palabra de Dios, ella es viva y eficaz, y llega a lo más profundo de nuestro ser y discierne nuestros corazones y nuestras mentes, para que reconozcamos cuanto le hemos fallado a Dios y nos volvamos a Él en arrepentimiento, entonces nuestro corazón es cambiado en un corazón adorador.

Esa confesión genuina debe llevarnos a apreciar quién es Dios, porque desde el principio de la creación Él se ha revelado a sí mismo como el único digno de toda exaltación y alabanza. Sólo Él es Dios. El Dios justo ha creado y preservado el mundo, y los ejércitos celestiales lo adoran.

Demostró que es justo al cumplir su Palabra, entonces podemos enumerar todas sus misericordias y favores; y conocer los pensamientos que tiene hacia nosotros, pensamientos de paz y no de mal, para darnos un futuro y una esperanza, Jeremías 29:11. Su bondad paterna nos ha favorecido, porque al darnos a su Hijo en propiciación por nuestros pecados nos ha dado nueva vida y un destino eterno.

Unámonos hoy a la adoración celestial y de toda su creación diciendo: “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado… diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”, Apocalipsis 15:3-4; Apocalipsis 14:7

El cántico de Moisés que fue un canto de redención cuando atravesaron el mar Rojo es ahora el cántico del Cordero, una celebración de la soberanía y el poder de Dios.  Oración.

«Amado Dios, ¡que seas alabado y glorificado siempre! Y todo lo creado se someta a tu soberanía. Hoy te pido que mi corazón se rinda a ti en adoración, reconociendo tu señorío sobre mí, solo tú tienes el control de todo, solo tú eres digno de exaltación y de alabanza, amén.