¿Hay espacio
para Jesús en tu vida?
“Y aconteció
que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz
a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el mesón. Lucas 2:6-7
Con este
pasaje entendemos que los tiempos de Dios son perfectos y que cumple sus
promesas, en sus manos están los hilos de la historia. El censo romano se
llevaba a cabo como una ayuda al reclutamiento militar o la recaudación de
impuestos. Los judíos no tenían que servir en el ejército romano, pero no
podían evitar pagar los impuestos. El decreto de Augusto César salió en el
tiempo de Dios y de acuerdo a su plan perfecto para traer a su Hijo al mundo.
Todo lo que sucedió fue dispuesto por Dios.
Muchos
judíos fueron forzados a recorrer grandes distancias solo para pagar su
impuesto. Para José y María no hubo excepción, tenían que ir a Belén, la ciudad
de David, en Judea. José tomó esta decisión porque él era descendiente de
David, igual que María. Ella estaba avanzada en su embarazo, su alumbramiento
podría ser en cualquier momento; pero no fue en cualquier momento, sino en el
tiempo establecido por Dios para que se cumpliese la profecía en Miqueas 5:2
“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me
saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde
los días de la eternidad”.
Al llegar
allí no hubo lugar donde hospedarse como dice el pasaje “porque no había lugar
para ellos en el mesón”. En primer lugar, debemos aprender que cuando hacemos
la voluntad de Dios, a veces no hay garantía de una vida cómoda, porque aún lo
incómodo tiene significado dentro del plan de Dios, como sucedió con Jesús.
Lucas se interesa por los pequeños detalles humanos, al contarnos que María le
puso al niño pañales. Al ver el Hijo de Dios envuelto en pañales, vemos cuán
perfectamente humano era Dios manifestado en un cuerpo físico.
La Biblia
nos dice que Jesús nació en un pesebre, el lugar donde los animales pastaban y
se alimentaban, porque no se halló otro lugar. No era el lugar más apto para el
nacimiento de un bebé, era sucio y maloliente, sin embargo, allí nació el Rey
Mesías. Recordemos que Dios obra donde se necesita, en la oscuridad del pecado
y en lo sucio del mundo, por eso envió a su Hijo a esta tierra. No hubo sitio
para Él nada más que en una cruz. Nacer en un establo simboliza la humildad y
el rechazo inicial que rodearía su vida y ministerio. Esto también muestra que
la verdadera riqueza no es material, sino espiritual y familiar.
Jesús quiere
nacer en los corazones humanos, sin importarle que a veces parecen pesebres
sucios y malolientes, es allí donde quiere vivir. Él viene a traer vida y luz a
nosotros, por eso pregúntate: ¿Hay espacio para Jesús en mi vida? Porque muchas
veces está tan llena de cosas terrenales, mundanas y frívolas, que no
permitimos que Jesús viva en nosotros. Le hemos cerrado la puerta que Él ha
tocado, no una sola vez, sino muchas, Apocalipsis 3:20. El Señor trata de
entrar en los abarrotados corazones de los hombres y todavía sigue buscando, y
se le rechaza, igual que entonces.
O quizás ya
le abrimos la puerta y lo invitamos a entrar a nuestra vida y el Espíritu Santo
vino a morar en nuestro corazón, pero lo hemos arrinconado, contristado y
apagado, por vivir en la carne y no bajo el gobierno de su Espíritu, Gálatas
5:16. Pablo nos aconseja en 1 Tesalonicenses 5:19 “No apaguéis al Espíritu”.
Jesús anhela nuestra unión con Él, “vosotros en mí y yo en vosotros”, Juan
14:20b. Esa vida de Jesucristo en nosotros solo es por fe, en la medida en que
nos rendimos a su Señorío, Él quiere obrar libremente en y a través de nosotros
para manifestar su perfecta voluntad. Oración.
«Mi amado Rey Mesías, gracias por tocar a la puerta de mi vida, viniste a encontrarte conmigo, gracias por disponer mi corazón para recibirte y dejarte entrar en él. Me diste vida e iluminaste mi ser con tu Presencia. Qué privilegio ser el Templo de tu Santo Espíritu. Meditando en que no hubo lugar en una posada para que nacieras, viene a mi mente cada persona que no te conoce y que quizás sus vidas representan ese pesebre donde tu anhelas nacer. Hoy te pido que dispongas sus corazones, porque puedes llenarlos de tu amorosa Presencia, amén.