lunes, 4 de marzo de 2024

Venid a las aguas

 


Venid a las aguas

A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.” Isaías 55:1-2
Pasamos horas y horas de nuestro tiempo, esforzándonos y trabajando en lo que sabemos y podemos hacer; todo ello con el principal propósito de tener lo necesario y suficiente para cubrir nuestras necesidades básicas. Sin embargo, siendo esto justo y conveniente, terminamos muchas veces, siendo esclavos de lo material, físico y perecedero, todo por caer en el gran error de enfocarnos o poner nuestra mirada solo en ello.
El Señor Jesús dijo en Mateo 4:4b: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Exponiendo así lo importante y necesario que es para el ser humano alimentar y saciar su área espiritual. Y en la porción bíblica de hoy, de nuevo, el Espíritu Santo llama la atención diciendo “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?”, y continúa diciendo “Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.”
Por lo que, la invitación misericordiosa que nos hace nuestro Padre hoy es a que vayamos a Él todos los que estemos sedientos, cansados, frustrados, desesperanzados y vacíos, que Él en su inagotable gracia nos proveerá todo lo que nos falta, y no solo a nivel espiritual, pues nuestro Dios es poderoso para saciar nuestra área emocional y también física. Y como dice su Palabra “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.” (Salmos 127:1-2). De modo que, aprendamos a poner como lo más importante y necesario de nuestro día y de nuestra vida, el oír, leer, meditar y practicar la Palabra de Dios. Oración inicial
«Padre bueno, qué bendición es saber que a pesar de mis errores e imperfecciones, Tú continúas llamando a mi puerta e insistiendo para que tengamos comunión e intimidad. Gracias Dios, por tan grande misericordia y por amarme desde la eternidad y hasta la eternidad, concédeme en tu gracia, corresponder fielmente a ese gran amor, por Jesucristo, mi Señor, amén.