viernes, 20 de enero de 2012

¿Cómo se desarrolla la fe hacia Dios?


¿Cómo se desarrolla la fe hacia Dios?
(I) Tener las actitudes mentales correctas
La fe es una persuasión. La palabra "fe" proviene de la palabra griega "pistis" que significa "persuasión firme; creencia fuerte y bienvenida; la
convicción de la verdad de cualquier cosa" (2 Timoteo 1:12). Necesitamos damos cuenta de la inutilidad de todo sin Dios. La fe lleva consigo
una actitud de humildad y sumisión a la voluntad de Dios (Filipenses 2:5-8) y necesitamos confesar esta actitud.
(II) Darse cuenta de que la fe es sustancia y realidad
La fe no es la imaginación ni el desear cosas hasta que lleguen a ser. Es la convicción de la verdad por la obra interior del Espíritu Santo. Si Dios
nos da la fe para algo, podemos estar seguros de que en la mente de Dios esa cosa realmente existe y es tan buena como nuestra (Hebreos 11:1; Números
23:19).
(III) Darse cuenta de que la fe es un don de Dios
No podemos exaltarnos a nosotros mismos hasta creer. No es el resultado de una gimnasia mental. El Espíritu Santo debe poner la capacidad
de creer a Dios dentro de nuestro corazón (Efesios 2:8).
(IV) La fe se desarrolla por medio de nuestro conocimiento de Dios
No puedes confiar en nadie que no conoces. Cuanto más conocemos a Dios y su fidelidad, su amor, su carácter, sus caminos y lo grande
que es, etc., tanto más podremos confiar en El. Esta es una base para la verdadera fe hacia Dios (Deuteronomio 7:9; Salmo 9:10; 1 Tesalonicenses
5:24). Llegamos a conocer a Dios mientras que el Espíritu Santo nos da revelación de El por las Escrituras, y por revelación
directa a nosotros en concordancia con las Escrituras. Esto está reforzado por medio de las experiencias de la vida al tiempo que nosotros,
por fe, demostramos a Dios (Hebreos 11:6). No podemos llegar nunca a conocer realmente a nadie a menos que hablemos con él. La oración,
entonces, es un modo maravilloso de llegar a conocer a Dios. La oración siempre manifiesta dos cosas: primero, un deseo de corazón de que
todo lo que hagamos sea en la voluntad de Dios; y segundo, una confesión de nuestra total dependencia de El. Recuerda, la fidelidad de Dios
es grande e inagotable (Salmo 89:34) y eterna (Salmo 119:90). Necesitamos comprometemos con Su fidelidad (1 Pedro 4:19; Hebreos 10:23),
y necesitamos magnificar su fidelidad (Salmos 92:1-2; 89:1).
(V) La fe es una respuesta al oír
Dios comunica sus pensamientos por su Palabra. Cuando nos habilita para oír lo que nos está diciendo por el Espíritu, esto debería
crear en nosotros la respuesta de creer o ser persuadidos de que lo que está diciendo es, ciertamente, la verdad y es para nosotros.
"La fe es por el oír, y el oír por la Palabra (específica) de Dios". (Romanos 10:17). Al confesar la palabra de fe que nos ha sido dada
y mantenernos firmes en ella y, cuando sea apropiado, actuar en ella encontramos el poder creador de Dios obrando en esa palabra y
por medio de ella, para llevar a cabo lo que ha sido prometido. Jesús nos dice que por fe nada será imposible para nosotros (Mateo
17:20). Tener fe lleva consigo un cambio, de sólo apoyarse de una fuente de conocimiento, es decir los sentidos (el cual necesitamos),
o depender de una fuente de conocimiento superior, es decir conocimiento revelado.
El conocimiento sensitivo es todo el conocimiento natural que viene al hombre por medio de sus cinco sentidos. Este es un conocimiento
limitado y se describe como la sabiduría humana (1 Corintios 2:4-6). El conocimiento revelado es conocimiento, no basado
en los cinco sentidos ni en razonamientos naturales, sino en una fuente más alta, la verdad de la Palabra de Dios. Es revelado por el
Espíritu Santo al espíritu del hombre y se describe como la sabiduría de Dios (1. Corintios 2:7-16)
Es, pues, la fe la certeza (la confirmación, el título de propiedad) de lo que (nosotros) esperamos, la prueba de lo que (nosotros) no vemos y la convicción
de su realidad -la fe percibe como hecho real lo que no es revelado a los sentidos.
(Hebreos 11:1 versión amplificada)
(VI) La fe viene por el experimentar a Dios y su fidelidad
Cuanta más fe tenemos hacia Dios, cuanto más experimentamos de su fidelidad y cuanto más crece nuestra fe. Dios también nos ha dado los dones
de sanidad, milagros, etc. los cuales deberían dirigirnos hacia El y aumentar nuestra fe (Juan 2:11; 11:15).
(VII) La fe crece al recordar la fidelidad experimentada