Rodeados por el enemigo vs. Rodeados por Dios.
“Tenía el rey de Siria guerra contra Israel,… Entonces envió
el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales
vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.” 2 Reyes 6:8a, 14
“Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano.”
Salmos 139:5
La tercera estrategia más utilizada por el enemigo, para
derribar los muros de protección que Dios ha levantado en nuestra mente y que
son conforme a Su Voluntad, está en: rodear; tal como lo hacen las leonas
cuando quieren cazar su presa, y con este ejemplo trataremos de hacer visible
lo que el enemigo intenta hacer con nosotros espiritualmente. Cuando las leonas
quieren cenar utilizan diversas estrategias para poder cazar, dos de ellas ya
las hemos visto, dispersar a la presa de la manada (dividir) y cansar a la
presa, pero éstas dos no serían eficientes sin una tercera: rodear a su presa
al punto de acorralarla. Si estas estrategias surten su efecto, la cacería será
exitosa, pero si no, habrá que intentarlo nuevamente en otro momento hasta que
se logre el objetivo, cenar. Como vemos este es un hecho que no está alejado de
nuestra realidad espiritual, pues las mismas estrategias las utiliza el
devorador contra nosotros los creyentes, miremos un ejemplo: Cuando el rey de
Siria quiso ir contra el pueblo de Israel, ¿Qué estrategia utilizó? Sitiar la
Ciudad, en otras palabras, rodearlos (2 Reyes 6:14).
Hay situaciones difíciles o batallas en nuestra vida diaria
que nos hacen sentir como si estuviéramos rodeados, tal como le pasó al pueblo
de Israel y ésto me hace pensar que el problema no está en el hecho de que el
enemigo nos rodee, sino más bien en quién tenemos puesto nuestro enfoque.
Cuando tú y yo creemos en las mentiras que el enemigo nos presenta, se nubla
nuestra vista, nuestro entendimiento, tal como le pasó al siervo de Eliseo,
quien al verse rodeado por el ejército de Siria y al poner su mirada solo en
ésto, su corazón se desvaneció, por eso le vemos expresando en 2 Reyes 6:15b
“¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?”. Cuando dejamos de poner nuestra mirada en el
Señor para ponerla en aquellas situaciones difíciles, olvidamos una gran
verdad: hay alguien Poderoso, Grande y Fuerte que también nos rodea, y ese es
el Señor (Salmos 139:5-6 Efesios 3:20) y justamente en el devocional de mañana
continuaremos meditando sobre ésto. Oración.
«Señor, ayúdame para que mis ojos siempre estén puestos en tí
y así no me deje amedrentar por todas esas estrategias que usa a diario el
enemigo contra mí. Gracias Señor por recordarme, a través de Tu Palabra, que
siempre estás conmigo, rodeándome con Tu mano Poderosa. Amén.