miércoles, 22 de octubre de 2025

Rodeados por el enemigo vs. Rodeados por Dios

 


Rodeados por el enemigo vs. Rodeados por Dios.

“Tenía el rey de Siria guerra contra Israel,… Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.” 2 Reyes 6:8a, 14

“Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano.” Salmos 139:5

La tercera estrategia más utilizada por el enemigo, para derribar los muros de protección que Dios ha levantado en nuestra mente y que son conforme a Su Voluntad, está en: rodear; tal como lo hacen las leonas cuando quieren cazar su presa, y con este ejemplo trataremos de hacer visible lo que el enemigo intenta hacer con nosotros espiritualmente. Cuando las leonas quieren cenar utilizan diversas estrategias para poder cazar, dos de ellas ya las hemos visto, dispersar a la presa de la manada (dividir) y cansar a la presa, pero éstas dos no serían eficientes sin una tercera: rodear a su presa al punto de acorralarla. Si estas estrategias surten su efecto, la cacería será exitosa, pero si no, habrá que intentarlo nuevamente en otro momento hasta que se logre el objetivo, cenar. Como vemos este es un hecho que no está alejado de nuestra realidad espiritual, pues las mismas estrategias las utiliza el devorador contra nosotros los creyentes, miremos un ejemplo: Cuando el rey de Siria quiso ir contra el pueblo de Israel, ¿Qué estrategia utilizó? Sitiar la Ciudad, en otras palabras, rodearlos (2 Reyes 6:14).

Hay situaciones difíciles o batallas en nuestra vida diaria que nos hacen sentir como si estuviéramos rodeados, tal como le pasó al pueblo de Israel y ésto me hace pensar que el problema no está en el hecho de que el enemigo nos rodee, sino más bien en quién tenemos puesto nuestro enfoque. Cuando tú y yo creemos en las mentiras que el enemigo nos presenta, se nubla nuestra vista, nuestro entendimiento, tal como le pasó al siervo de Eliseo, quien al verse rodeado por el ejército de Siria y al poner su mirada solo en ésto, su corazón se desvaneció, por eso le vemos expresando en 2 Reyes 6:15b “¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?”. Cuando dejamos de poner nuestra mirada en el Señor para ponerla en aquellas situaciones difíciles, olvidamos una gran verdad: hay alguien Poderoso, Grande y Fuerte que también nos rodea, y ese es el Señor (Salmos 139:5-6 Efesios 3:20) y justamente en el devocional de mañana continuaremos meditando sobre ésto.    Oración.

«Señor, ayúdame para que mis ojos siempre estén puestos en tí y así no me deje amedrentar por todas esas estrategias que usa a diario el enemigo contra mí. Gracias Señor por recordarme, a través de Tu Palabra, que siempre estás conmigo, rodeándome con Tu mano Poderosa. Amén.