sábado, 28 de marzo de 2009

La Pascua de Ezequías


2 Cronicas 30 -

CAPÍTULO XXX
Versículos 1-12. La Pascua de Ezequías. 13-20. Se celebra la Pascua. 21-27. La fiesta de los panes ácimos.

Vv. 1-12.Ezequías dio la bienvenida a Israel a la Pascua, como si hubieran sido sus propios súbditos. Rindámonos al Señor. No digáis que haréis lo que os plazca; decidid hacer lo que Él quiera. Percibimos en la mente carnal una rigidez, obstinación, e ineptitud para cumplir con Dios; eso lo heredamos de nuestros padres y debe ser superado. Quienes, por gracia, se han vuelto a Dios, deben hacer todo lo que puedan para que los demás vayan a Él. La gente se burlará, pero algunos se humillarán y serán beneficiados, quizá donde menos se espere. La rica misericordia de Dios es el gran argumento para dar vigencia al arrepentimiento; aun el más vil que se somete y se rinde será ciertamente salvo. ¡Oh, que se enviara mensajeros para llevar esta buena nueva a toda ciudad, y a toda aldea, por todo territorio!

Vv. 13-20.Lo necesario del servicio a Dios en las ordenanzas solemnes es hacer de esto una obra de corazón; sin esto, es nada. Donde hay sinceridad y resolución de corazón, sin embargo, puede haber muchas cosas que no alcancen la purificación del santuario. Estos defectos necesitan gracia que perdona y sana, porque las omisiones en el deber son pecados igual que las omisiones del deber. Seríamos deshechos si Dios nos tratara con estricta justicia, hasta por la mejor de nuestras obras. La manera de obtener perdón es buscarlo de Dios en oración; debe conseguirse pidiéndola por la sangre de Cristo. Sin embargo, todo defecto es pecado y necesita perdón; y esto debe ser lo que nos humille, pero sin desanimarnos, aunque nada puede compensar la falta de un corazón preparado para buscar al Señor.

Vv. 21-27.Muchas oraciones se hicieron a Dios con las ofrendas de paz. En estas, Israel consideraba a Dios como el Dios de sus padres, un Dios que tiene un pacto con ellos. También hubo abundancia de buena predicación. Los levitas leyeron y explicaron las Escrituras. La fe viene por el oír, y la religión verdadera siempre ha florecido conforme abunde la fiel predicación bíblica.
Cantaron himnos cada día: alabar a Dios debe ser gran parte de nuestra obra en las asambleas religiosas. Habiendo guardado los siete días de la fiesta en esta forma religiosa, ellos tuvieron tanto consuelo que además guardaron otros siete días. Esto lo hicieron con alegría. Los deberes santos deben hacerse con santa alegría. Y cuando los pecadores se humillan ante el Señor, pueden esperar alegría de sus ordenanzas. Quienes saborean esta alegría no se cansarán pronto, sino que se regocijarán de prolongar su goce.