sábado, 10 de agosto de 2019

EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRA GUÍA


EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRA GUÍA
“Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios. Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás”, Isaías 50:4-5
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”, Juan 16:13
En Isaías se habla proféticamente sobre una de las labores del “Siervo de Jehová”, en otras palabras, del poderoso ministerio de la Palabra de Jesús que traería consuelo, descanso y sanidad a los afligidos. Como el Espíritu Santo estaba con Él podía hablar como nunca ningún hombre lo había hecho. Esa influencia divina lo despertaba cada día a orar, a predicar el evangelio y a cumplir la voluntad del Padre. Cristo habla en nombre de todos los creyentes y así como Él fue obediente nos inspira a no ser rebeldes, sino a proclamar su Palabra como Él lo hizo.
Nos dio su Espíritu para que recordemos todo lo que Él ha dicho y nos empodera para vivir sus verdades. Dios nos da su Palabra y su Espíritu, y a través de situaciones específicas en nuestra vida quiere darnos la oportunidad de probar su verdad cuando le obedecemos. Cada circunstancia de nuestra vida es una lección donde le permitimos a Dios hablar directamente a nuestro corazón.
Cuando vivimos en el Espíritu debemos establecer en nuestras mentes lo que Él desea y dejar que nos guíe a través de los laberintos de nuestra vida con el manual de instrucción que es la Palabra de Dios. Como un piloto lo hace con los instrumentos del avión y confiando en el controlador del tráfico aéreo, el Espíritu Santo nos puede dirigir si tenemos la Palabra de Dios en nuestro corazón y el deseo de hacer su voluntad en nuestras mentes.
Hagamos lo que la Palabra de Dios dice para protegernos de ser solamente oidores, pidamos a Dios meditar en ella de manera que abra nuestros ojos y oídos para poderla aplicar a nuestra vida. Hay algunas preguntas que debemos formularnos cada vez que leemos y meditamos la Biblia: ¿Hay algún pecado por confesar? ¿Hay alguna actitud que cambiar? ¿Hay alguna acción a seguir? ¿Hay algún mandamiento que obedecer? Y ¿hay alguna promesa que reclamar?
Escojamos pensar, hablar y caminar en la Verdad de Dios, Él nos llama a que la probemos y a que veamos lo que puede hacer a través de nuestra vida. Cuando elegimos obedecer la Palabra de Dios encontramos la verdad de Cristo en ella. Por eso atesorémosla en nuestro corazón y dejémonos guiar por su Espíritu.  Oración.
"Dios enséñame a guardar tu Palabra para tenerla presente en cada situación que viva. Gracias porque me has dado a tu Santo Espíritu como el mejor maestro para entenderla, para guiarme, ayudarme a aplicarla a mi vida y para hablar a otros con la verdad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.