jueves, 10 de noviembre de 2022

¡Me haces falta como el aire!

 

¡Me haces falta como el aire!


“El Espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.” Job 33:4

¿Has tenido alguna vez un ataque de tos? Si lo has experimentado sabes que en esos momentos tu cuerpo, de manera incontrolada e impulsiva, te conduce a toser repetidas veces para tratar de sacar de tu organismo aquello que está obstaculizando tu respirar, y aunque en esos momentos intentas calmarte y tratar de inhalar y exhalar con normalidad no puedes hacerlo pues sientes cómo tu tráquea se está cerrando y te causa dolor hasta el tragar.

Qué fácil es darnos cuenta cómo se altera nuestro cuerpo cuando falta algo tan vital como el aire, pero qué difícil es notar la afectación en nuestro espíritu cuando lo que falta es pasar tiempo con Dios. Físicamente tu organismo te está alertando de que hay un gran problema, pero ¿qué pasa en lo espiritual? Pareciera que no hay alertas, porque puedes seguir tu vida como si nada, pues estás vivo, caminas, respiras, comes, etc. Pareciera ser que nada pasara, pero ¿será esto cierto? Claramente el no buscar a Dios nos afecta, afecta nuestra vida de oración, nuestro tiempo de lectura de la palabra, nuestro compañerismo con otros cristianos y aun nuestro servicio a Dios; afecta todas y cada una de las áreas de nuestra vida.

La reflexión de hoy nos impulsa a que así como buscamos en esos momentos de enfermedad a un experto, para que nos diagnostique y nos de la fórmula para salir de esa dolencia, deberíamos hacer lo mismo en nuestra parte espiritual, buscar al experto, a Dios, quien es el único que llega a áreas desconocidas y profundas de nuestro corazón, nos diagnostica, pero también nos formula: Vitaminas, de oración; una buena alimentación, de la palabra de Dios; nos envía a ejercitarnos, con el servicio al Señor; caminatas, a la iglesia para conocer más de Dios; reposo, pero en el Señor y tomar mucha agua, pero del agua viva que da Jesús.  Oración.

«Padre, quiero que en todo momento me hagas falta como el aire, pues, así como mis pulmones no pueden estar sin él, yo tampoco puedo estar sin ti. Ayúdame Espíritu Santo de Dios a que el buscar al Padre sea tan importante como lo es para mi cuerpo el respirar, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.