martes, 21 de abril de 2015

Hechos 4:21-22

Hechos 4:21-22
Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos: todos alababan a Dios por lo que había sucedido, pues el hombre que había sido milagrosamente sanado tenía más de cuarenta años.



No sería la última vez que encontrarían problemas por compartir a Jesús, pero en ese día, vieron la calma después de la tormenta. No te desesperes si estás en medio de una tormenta. No te desanimes si no entiendes lo que está sucediendo. Dios tiene tiempos distintos a los nuestros. Deja que Él te muestre cómo y por qué las cosas que vives tienen sentido. Después de nuevas amenazas los dejaron irse… esta batalla había terminado y lograron poner a Dios por encima de todo. Hagamos lo mismo. Sea Dios nuestra prioridad cuando las circunstancias no nos dejen levantarnos ni nos permitan ver lo que viene. Encomendemos nuestro corazón, espíritu y mente a CRISTO y dejemos que Él muestre y sea la luz que necesitamos en medio de la oscuridad.
El hombre que había sido sanado tenía más de cuarenta años.
Hoy en día la gente vive aproximadamente 75 a 80 años en países relativamente desarrollados y desarrollados pero en los años que vivieron los apóstoles la expectativa de vida de una persona era de cuarenta años.
¿Por qué sanaron a una persona que estaba en sus últimos días de vida en lugar de alguna otra persona que estuviera más joven y le quedara más tiempo con posible sufrimiento? Porque Jesús no nos pide que vayamos a los rincones del mundo y sanemos a las personas o les demos de comer sino que les compartamos del evangelio. Si bien, también nos pidió amar a nuestro prójimo y dar a los necesitados, es muy importante no confundirnos y pensar que tienen la misma importancia pues no es así. Una persona que muere sin aceptar a Cristo nos dice la biblia que no va a la presencia de Dios. De ahí la importancia que tiene el hacer discípulos por encima de alimentar o sanar. Los discípulos no estaban buscando sanar como principal objetivo y lo podemos concluir con los eventos posteriores. Todo el entorno que se generó a partir de la sanación giró alrededor de los apóstoles compartiendo a Jesús y su resurrección. No hablaron más del tema de sanación sino de Jesús y la necesidad de arrepentirse para reconciliarse con Dios.
Por otro lado, el hecho de que el hombre tuviera esa edad nos llena de esperanza. Dios había escuchado las súplicas de este hombre y conocía sus penas. Sabía cuánto sufrió y lo difícil que la vida había sido. Pero Él tenía un plan perfecto para su vida. El paralítico nunca pudo entender el por qué de su situación e imagino que por momentos reclamaba sobre su difícil situación. Seguro sufrió, recibió burlaras cuando era niño, fue criticado y señalado. Pero después de cuarenta años, toda una vida, el propósito que Dios tenía para él llegó. Fue sanado frente a una multitud y el nombre de Jehová fue exaltado. Con pocos años de vida restantes, Dios lo utilizó grandemente y miles de personas creyeron en Jesús a partir del milagro realizado en él. El Señor tiene un plan igual de perfecto para ti. ¿No entiendes las circunstancias? Es normal. No tienes por qué entenderlas. Lo único que tienes que hacer es confiar en que Dios está al mando de la situación y que a su debido tiempo, te mostrará su voluntad. Seamos valientes y entreguémonos a Dios. Dejemos que haga su voluntad en nuestra vida. Dejemos de quejarnos por nuestro sufrimiento y entendamos que Dios tiene un plan perfecto. Tal vez no lo veamos hoy ni mañana, pero podemos estar convencidos de que lo hará.

Oración
Padre: perdona que me desespere tan rápido. Perdona que cuestione tus planes y me queje por lo que me pasa. Hoy entiendo que a veces debemos esperar toda una vida para entender tu voluntad. Te pido por paciencia para que pueda esperar en Ti, con tu gozo, con tu paciencia y con tu amor. En Cristo Jesús.
Amén