martes, 12 de marzo de 2024

Llevar fruto, parte 2

 

Llevar fruto, parte 2


“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. “Juan 15:8

Veíamos en el devocional de ayer, lo natural e importante que es en la vida del ser humano el llevar fruto, y nos cuestionábamos acerca del tipo de fruto que nosotros estamos produciendo, puesto que la Biblia habla de frutos buenos y malos, así mismo nos preguntábamos cuál fruto quiere el Señor Jesús que nosotros llevemos. Y también hablábamos acerca de cómo nos es posible llevar fruto.

Pues bien, de manera resumida, podemos decir que, el objetivo como tal de una persona no es simplemente que lleve fruto, sino que lleve un buen fruto, fruto que evidencie, como dice el versículo de hoy, que es discípulo de Cristo y a través del cual el Padre Celestial sea glorificado. Y éste es el fruto del Espíritu Santo, resumido en Gálatas 5:22-23 en características como el amor, el gozo, la paz, la paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio, pero no queriendo decir que sea exclusivamente esto lo que glorifique a Dios y manifieste que estamos permaneciendo en Cristo y Cristo en nosotros. Sino que la idea principal es que independientemente de la actividad que realicemos o el área en que nos desempeñemos, todo lo que hagamos esté completamente impregnado de esas virtudes.

Entonces, si nuestro fruto es el del vientre, es decir, los hijos, y queremos garantizar que estos sean para la gloria de Dios, como discípulos de Cristo debemos enseñarles cada principio y verdad de la Biblia, así como también criarlos con amor, gozo, paz, paciencia y demás. Finalmente, para que podamos cumplir esto a cabalidad, es fundamentalmente necesario, como nos enseña la Palabra en Juan 15:4-5 que permanezcamos en Cristo y permitamos que Él permanezca en nosotros, lo que en otras palabras sería, que nos mantengamos en comunión y comunicación constante con Él a tal punto que el obrar de nuestra vida sea un completo y transparente reflejo de Él. Oración.

«Bendito y amado Dios, en este día te doy gracias, gracias por el privilegio de conocerte y estar en ti como pámpano en la vid. Te pido que por tu Espíritu y tu Palabra me permitas permanecer en comunión constante contigo para llevar fruto bueno que te glorifique y que refleje que Cristo vive en mí, amén.