domingo, 2 de agosto de 2020

Un cambio de nombre, un cambio de propósito


Un cambio de nombre, un cambio de propósito

“Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).” Juan 1:42
“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1 Corintios 6:20
En las escrituras encontramos muchos ejemplos donde Dios a algunos de sus llamados a servirle, les realiza un cambio de nombre, de acuerdo al propósito que Dios ejecutará por medio de su vida.
Por ejemplo, Dios cambió el nombre de Jacob, que significa «suplantador» o “engañador”, por el de «Israel», que significa «tener poder con Dios» (Génesis 32:28). Así mismo, cambió el nombre de Abram, que significa «padre enaltecido», por el de «Abraham», que significa «padre de una multitud» o “padre de muchos” (Génesis 17:5)
También el Señor Jesús cambió el nombre de Simón, que significa «Dios ha escuchado», por el de «Pedro», que significa «piedra» cuando se refirió a él como «Pedro» y dijo que la declaración de Pedro era la base, o la «roca» sobre la cual él edificaría su iglesia (Mateo 16:17-18), es decir que todos los pertenecientes a su iglesia universal, serían aquellos que creyeran en el hijo de Dios (Hechos 16:31, Hechos 4:12).
Más que un cambio de nombre literal, lo que Dios está enfatizando es un cambio de vida y de propósito, por eso nosotros fuimos comprados de la misma forma con su sangre preciosa; antes éramos esclavos del pecado y ahora somos esclavos de Cristo, para vivir en su libertad por medio de la fe. (1 Corintios 7:22-23).
Y con el cambio de propósito que el Señor nos ha dado, ha establecido una nueva identidad como hijos de Dios, y por tanto al ser llamados así, vivamos como hijos obedientes de Dios. No tenemos por qué volver atrás, a nuestra vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer nuestros propios deseos y estar nuevamente esclavos del pecado. Antes lo hacíamos por ignorancia, pero ahora, debido a nuestra nueva naturaleza como hijos de Dios, podemos y debemos ser santos en todo lo que hagamos, tal como Dios, quien nos eligió, es santo. (1 Pedro 1:14-15). Oración.
«Señor, gracias porque por tu muerte en la cruz y por tu resurrección me diste una nueva identidad, para vivir como hijo tuyo y andar en tus caminos, esclavo de Cristo soy, para ser libre del mundo y del pecado. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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