lunes, 15 de enero de 2024

Esta boca es mía

 

Esta boca es mía


 “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.”, Proverbios 18: 21

¿Sabías que probablemente gran parte de tus problemas están justo debajo de tu nariz? así es, muchos de ellos dependen de lo que sale de tu boca: si amas hablar muerte, tus frutos serán de muerte, si amas hablar vida recibirás una fructífera cosecha de vida, finalmente la decisión está en tus manos, o mejor dicho, en tu boca.

La palabra de Dios dice “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Lucas 6: 45). Si en el corazón de alguien hay odio, rencor, frustración y desesperanza lo que saldrá de sus labios serán críticas, quejas y negativismo. El hablar mal de los demás, el quejarse de las circunstancias y el magnificar las cosas malas en lugar de dar gracias a Dios por las buenas, arruina el plan maravilloso que Dios se propuso con nosotros desde antes que naciéramos. Cuando hablamos mal, en realidad no lo hacemos de los otros o de las circunstancias sino de Dios que ha prometido estar a nuestro lado todos los días hasta el fin del mundo, aquel Dios de los ejércitos que toma para él mismo las ofensas que nos hacen y trastorna los pensamientos de quienes nos quieren dañar. Todo lo malo que sale de nuestros labios indica falta de fe y recordemos que “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (hebreos 11:6).

La Biblia dice “pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.” (Santiago 3:8); pero el Espíritu Santo de Dios que está en nosotros sí puede, él es consolador, su trabajo es animarnos, exhortarnos y edificarnos, y esto mismo desea que hagamos con nuestros hermanos, que nos quedemos con lo bueno de la vida y dejemos en manos de Dios lo malo, al fin y al cabo el hablar mal no cambiará en nada ni las circunstancias ni a las personas, pero si puede empeorarlas. Reconoce tus errores y somete tu lengua al control del Espíritu de Dios que está en tu corazón. Si amas la vida, hablarás vida; si hablas vida, comerás de sus frutos.  Oración.

«Padre Santo he pecado muchas veces debido a mis palabras y mi hablar mal, perdóname y ayúdame a confiar en ti y tus propósitos eternos para mí. Ayúdame a amar la vida, a hablar vida y ver el fruto de mis labios prosperado en tus manos. Amén.