Preparad el camino del Señor
“Como el
pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso
Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os
bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de
desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su
aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su
granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Con estas y otras
muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo”. Lucas 3:15-18
“Como está
escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que
clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas. Todo
valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; los caminos torcidos
serán enderezados, y los caminos ásperos allanados; y verá toda carne la
salvación de Dios”. Lucas 3:4-6
Vemos aquí a
Juan Bautista rindiendo un servicio humilde y preparando el camino para Aquel
que habría de venir, el Mesías prometido. Reconociendo que venía uno más
poderoso, que aun él se sentía indigno de desatar la correa de su calzado,
considerándolo un honor demasiado elevado para él. Qué hermoso espíritu que
distingue a un servidor de Cristo. Juan estaba seguro de su posición y que
mayor era Jesús que venía después de él.
Juan solo
podía limpiar a la gente con la señal del bautismo en agua, pero Jesús
purificaría a su pueblo con fuego, refiriéndose a la obra del Espíritu Santo.
Juan utiliza la metáfora de la limpieza de la era para describir la función de
Jesús como juez. Cuando dice: “su aventador está en su mano”, se refiere a una
herramienta agrícola para separar el grano, simbolizando la autoridad de Jesús
para juzgar. Separando el trigo de la paja. El trigo representa a los justos
quienes serán recogidos en el Reino de Dios y la paja a los malvados que no se
arrepintieron e irán al juicio final, por eso la valiente predicación de Juan
sobre el arrepentimiento como una necesidad urgente. El bautismo por fuego
también simboliza la obra del Espíritu Santo que trae el juicio de Dios sobre
quienes rechazan el arrepentimiento.
Juan hablaba
como los antiguos profetas, al decir que el pueblo debía volverse de sus
pecados a Dios para experimentar su misericordia y perdón. Este es un mensaje
que sigue vigente, Juan preparaba a la gente para la venida del Mesías, pero
ahora somos nosotros los encargados de llamar a este mundo al arrepentimiento,
porque la Segunda Venida de Cristo está muy cerca y el anhelo de Dios es que
todos sean salvos. El juicio y la separación definitiva de justos e impíos,
vendrá con el establecimiento de su reino.
El
ministerio de Juan estuvo marcado por la intrepidez, el atrevimiento de
predicar lo que no era popular. Juan reprendió a los religiosos, apeló a ser
generosos, denunció la deshonestidad y reclamó una justa administración de la
autoridad. Más tarde, se enfrentó a la inmoralidad tolerada de los líderes
políticos y por esto fue arrestado y decapitado.
La iglesia
de Cristo debe ahora entender el alcance y el designio de llevar el evangelio
hasta lo último de esta tierra, por eso debemos ser intrépidos y predicar a
toda nación, para llevar a la gente al arrepentimiento y a encontrar el perdón
de sus pecados en Jesús. Por eso debemos eliminar todo lo que nos estorbe en el
camino de Cristo y de su gracia, para dar bienvenida a su salvación.
Amados,
¡viene el Rey¡ Isaías dice: “Preparad el camino del Señor; enderezad sus
sendas. Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; los caminos
torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados; y verá toda carne
la salvación de Dios”. Enderecemos nuestras sendas, nuestras vidas, para
recibirlo. Oración.
«Amado Señor, en tu Palabra dices: que la mies es mucha y los obreros pocos, y que ha llegado el tiempo de la siega. Me uno a tu clamor para que haya más obreros para la mies y podamos llegar hasta el último rincón de este mundo. Dame un corazón humilde como el de Juan, e intrepidez para proclamar tu evangelio. Pido para que los corazones se dispongan, abatiendo los pensamientos altivos llevándolos a tu obediencia, oro por todos aquellos que todavía no te conocen y necesitan tu salvación. Amén.