Manso y
humilde
“Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi
carga.” Mateo 11:28-30
En el día a
día son muchas cosas que debemos atender, decisiones tomar, personas tratar y
problemas enfrentar, por lo que es muy probable que en algún momento lleguemos
a sentirnos trabajados y cargados.
Cuando esto
suceda tenemos la Palabra fiel a la que hacemos bien en estar atentos, la cual
nos dice: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas;” (Mateo 11:29b); y esto se debe a que una de las
formas en la que nosotros más nos cargamos, es cuando nos enojamos, airamos,
amargamos, mentimos o somos orgullosos. Cuando nosotros nos mantenemos
enojados, tratamos de sostener una mentira o una apariencia, se nos vuelve una
carga porque no es algo normal, natural o que haga parte integral de nuestra
vida, sino que, por el contrario, son cosas que nos roban el amor, el gozo y la
paz; virtudes que sí hacen parte de lo que Dios tiene y quiere para nosotros.
Nosotros
tendemos a pensar que las personas humildes, mansas y pacíficas viven cargadas
o agobiadas porque cierran su boca ante un insulto, son obedientes en todo,
hacen favores sin mirar a quien y sin esperar nada a cambio, devuelven bien por
mal o no toman venganza cuando alguien los ofende, y resulta que no es así. Lo
que nos enseña nuestro Señor Jesús es todo lo contrario, es el yugo fácil y la
carga ligera la que Él nos ofrece; y cuando nosotros actuamos de esa manera
estamos mostrando que somos verdaderos seguidores de Cristo y que estamos
aprendiendo de Él, pues dice su Palabra “Pues para esto fuisteis llamados;
porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis
sus pisadas;” (1 Pedro 2:21).
Hermano,
cuando te sientas tentado a cargarte con enojo, ira, amargura, orgullo o
mentira, corre a la presencia del Padre, entrégale todos tus motivos, descansa
en Él y recárgate de Él. Oración.
«Padre, por
medio de la preciosa sangre de Cristo vengo delante de ti, me rindo a tus pies
y te entrego toda mi carga y mi cansancio conforme dice tu Palabra me harás
descansar; Señor, quiero aprender de ti, tu humildad y mansedumbre, por esto te
pido me ayudes a permanecer en ti, en tu amor y tu Palabra y así hallar ese
descanso para mi alma, gracias, poderoso Dios. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.