El Espíritu de su Hijo en nosotros
“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo,
sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Gálatas
4:6-7
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie
conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel
a quien el Hijo lo quiera revelar.” Mateo 11:27
Una revelación única, suprema y extraordinaria es cuando
conocemos a Dios como nuestro Padre, nuestro Papá. El conocer a Dios como
nuestro Padre es un hecho impactante y poderoso en la vida y el corazón del ser
humano, que nos lleva a sentir un nivel de seguridad, paz y esperanza que quizá
con ningún otro atributo de Dios podríamos llegar a experimentar.
El conocimiento de Dios como Padre es sin duda y porque así
se menciona en las sagradas Escrituras, un conocimiento que solo es posible
obtenerlo por medio de Jesucristo, es decir, cuando creemos en Él, pues Juan
1:12 revela que a todos los que le reciben, a los que creen en su nombre, les
da el derecho de ser llamados hijos de Dios.
Ahora bien, la Palabra en Gálatas dice que porque nosotros
somos hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual
clama: ¡Abba, Padre!, de manera que cuando nosotros entendemos que no somos
nosotros mismos dirigiéndonos a Dios como Padre, sino que es Cristo en nuestro
corazón el que clama “Abba, Padre”, podemos experimentar amor, seguridad y
confianza que solo Jesús por su condición de Hijo Unigénito y amado, que conoce
inherentemente al Padre, nos lo puede conceder, tal como Él mismo lo afirma en
Mateo 11:27 y Juan 17:26 diciendo “ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y
aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.” “Y les he dado a conocer tu nombre, y
lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y
yo en ellos.”
Hermanos, el amor con que Dios ama a su Hijo Unigénito y a su
vez la seguridad y confianza que el Hijo Unigénito experimenta de su Padre solo
nos es posible conocer y experimentar en nuestra vida, cuando creemos y
entendemos que Cristo está en nuestro corazón por el Espíritu y es entonces por
Él que el Padre nos ama con amor inalterable y que realmente es Él quien a
través de nosotros con toda seguridad y confianza clama ¡Abba Padre! Oración.
«Padre, gracias porque a través de tu Palabra me concedes la
fe y la revelación de tu Hijo Jesucristo, gracias, oh Dios, por permitirme
entender que es en Él y por Él que hoy me puedo dirigir a ti como Padre y por
quien así mismo me amas con amor eterno e inalterable, amén.