miércoles, 21 de abril de 2021

La unidad del Espíritu, parte 2

 

La unidad del Espíritu, parte 2


“Yo en ellos, y Tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que Tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Juan 17:23

Iglesia, Cristo en nosotros con el fin de que el mundo conozca al Padre, su amor y su verdad. ¿Nos estamos ocupando en esto?

En la oración de Jesús por sus discípulos, pide al Padre 3 cosas muy importantes que debemos tener en cuenta:

Primero, pide que nos guarde con el fin de que seamos uno (Juan 17:11).

Segundo, que nos santifique con su Palabra de verdad (Juan 17:17).

Tercero, que seamos uno en el Padre y en el Hijo (Juan 17:21).

Pero también hay una cuarta que tiene que ver con el propósito por el cual el Señor ruega por nosotros, Él pide por aquellos que han de creer en Él por el mensaje que escuchen de nosotros (Juan 17:20). Precisamente con ese objetivo es tan ferviente la oración de Jesús, que sus discípulos vayamos al mundo a testificar de Él mostrando con cuánto amor nos ha amado el Padre para que los que crean puedan tener vida eterna, porque la única manera de tener esta vida es conociendo al único Dios verdadero y a Jesucristo a quien Él envió (Juan 17:2-3). Es lo que también llamamos, la gran comisión, ir y hacer discípulos por todo el mundo, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todo lo que Dios nos ha mandado (Mateo 28:19-20).

Entonces, queridos hermanos, preguntémonos lo siguiente:

Como iglesia e hijos de luz y miembros del cuerpo de Jesús ¿estamos gozando de su amor usando correctamente la Palabra de verdad para santificarnos? y ¿estamos glorificando al Padre unidos en el Espíritu dando a conocer a su Hijo?

Pues bien, nuestro Señor hoy nos exhorta, de manera entrañable, a amarnos como hermanos los unos a los otros, a no ser perezosos sino diligentes sirviendo al Señor con espíritu fervoroso y a mantenernos constantes en la oración (Romanos 12:10-12), así como también nos anima a permanecer firmes y constantes creciendo en su obra siempre, sabiendo que nuestro trabajo en Él no es en vano (1 Corintios 15:58).  Oración.

«Padre de la gloria, tu Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos tus hijos, discípulos de Cristo con la misión de glorificarte, llevando tu mensaje de salvación por todo el mundo; te pido, Padre Santo, que seas Tú fortaleciendo la comunión con nuestros hermanos en Cristo, por medio de tu Santo Espíritu, y así unidos a ti podamos cumplir con tu gran comisión, en el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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