martes, 26 de febrero de 2013

Por qué Dios contesta la oración


Por qué Dios contesta la oración

Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Juan 14:13

¿Por qué Dios contesta la oración? La última parte del versículo de hoy da la respuesta: "Él contesta la oración por el bien suyo y por el bien nuestro". Lo hace para mostrar su poder. El comprender este concepto aumenta nuestra confianza en la oración: "Podemos saber que Dios responderá porque es una oportunidad para Él de recibir gloria". Crecemos espiritualmente cuando conversamos con Dios mediante la oración y vemos sus obras poderosas.

El contexto de Juan 14:13 muestra que los discípulos estaban muy afligidos porque Jesús les dijo que se iría. Los discípulos habían dependido de Jesús por tanto tiempo que temían quedarse sin Él. Jesús les había dado todos los recursos. Él era su amigo amado y su recurso espiritual, teológico y económico. Él era su futuro y su presente. Se aterraron al pensar que Él que se iba, pero les dejó a ellos y nos dejó a nosotros la promesa de Juan 14:13; todo lo que necesitemos y pidamos en su nombre, Él lo hará.    Requisito previo a la oración

Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

1 Juan 5:14

Orar en el nombre de Cristo es más que una fórmula. Algunos piensan que tienen que terminar toda oración con la frase "En el nombre de Cristo, amén". Pero la oración apropiada abarca mucho más que una fórmula.

¿Qué significa orar en el nombre de Cristo? En las Escrituras, el nombre de Dios incluye todo lo que Él es. Cuando Dios le dio su nombre a Moisés, le dij "Yo soy el que soy" (Éx. 3:14). De igual manera, el nombre de Jesucristo incluye todo lo que Él es. Cuando se ora en su nombre, lo que se pide tiene que ser consecuente con lo que Él es. Orar en el nombre de Cristo es orar según la voluntad de Dios.

Cuando nuestras peticiones están en conformidad con el plan soberano de Dios, Él las contestará y aumentará nuestra fe. En vez de invocar una fórmula al final de sus oraciones, tal vez pudiera decir: "Pido esto porque creo que es la voluntad de Cristo".    Alabanza por las respuestas

Orad sin cesar. Dad gracias en todo.

1 Tesalonicenses 5:17-18

Cuando Dios contesta la oración acerca de determinada situación, tenemos el privilegio de ser parte de su obra y de alabarlo por ella. Cuando no participamos mediante la oración, perdemos la oportunidad de darle gloria.

Suponga que alguien fuera a una reunión de oración y dijera: "Ha ocurrido algo maravillos la señora a quien le he estado dando testimonio ha entregado su corazón a Cristo. Ahora es creyente y está aquí con nosotros esta noche. Gracias por orar por ella durante estos últimos meses". Las personas presentes pueden alabar al Señor, en particular quienes habían estado orando por la conversión de esa mujer.

Pero también habría algunos que, aunque dando alabanza, no se sentirían como que han participado porque no habían orado por la señora. Hay que participar en lo que Dios está haciendo para que pueda alabar con sinceridad.     El uso de la Palabra de Dios

Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

Deuteronomio 6:6-7

El crecimiento espiritual no puede ocurrir sin el aprendizaje regular de la Palabra de Dios, así como el crecimiento físico no puede ocurrir sin la ingestión regular de alimentos. ¡Por eso comer es una necesidad diaria! Ir a la iglesia el domingo para oír un mensaje y luego esperar que eso sea suficiente para toda la semana es como cenar el domingo y esperar que eso lo sostenga a uno hasta el domingo siguiente. Usted necesita comer todos los días de la semana. Lo mismo puede decirse de lo espiritual: debe haber una alimentación diaria de la Palabra de Dios para el óptimo crecimiento.

Los cristianos de experiencia saben que hay incluso mayor gloria en dar la Palabra que en alimentarse de ella. Cuando usted predica la Palabra, la está cimentando en su propia vida. De esa manera, se vuelve realidad el dicho "Cuanto más se da, tanto más se tiene". He descubierto que tiendo a recordar lo que enseño a los demás, pero olvido lo que leo y nunca enseño. Así que déle prioridad a enseñar a otros lo que está aprendiendo de la Palabra de Dios cada día.