Llamado de Amor
“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que
estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se
levantó y le siguió. Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa,
he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron
juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.” Mateo 9:9-10
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque
estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces
dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” Mateo 9:36-38
Mateo, aquel joven recaudador de impuestos, quien para el pueblo
judío era considerado como un traidor por trabajar para el imperio Romano, es
precisamente a quien en medio de sus labores el Señor Jesús le hace un llamado
muy especial diciéndole: “Sígueme”, y en respuesta, deja su puesto levantándose
y siguiéndole; después de lo cual ofrece un banquete en su casa, al que
asistieron muchos publicanos y pecadores; los publicanos eran personas judías
que al igual que Mateo cobraban impuestos a sus propios hermanos, y eran
despreciados por ese motivo. Lo maravilloso de este episodio es ver cómo el
amor de Jesús salva a un pecador como Mateo, pero no solamente el amor de
Cristo impactó en la vida de aquel hombre, sino que seguramente, algunos
conocidos de él, que estaban dentro de esos publicanos y pecadores que se sentaron
a la mesa junto al Maestro, también fueron impactados por el mensaje que más
adelante, en esa reunión, da Jesús cuando le dice a los fariseos: “Los sanos no
tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a
justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” Mateo 9:12-13
Hermanos, Jesús conoce de la necesidad que tenemos de Él, por
eso cuando mira a las multitudes, nos dice la escritura, que tuvo compasión de
ellas porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor,
y por eso pide a sus discípulos orar a Dios para enviar obreros a su mies; que
fue precisamente lo que Mateo con su disposición hizo, cuando puso al servicio
de Jesús su casa, para que ahí muchos conocieran al Salvador. Así mismo
nosotros tenemos ese llamado de amor a compartir el evangelio, así que como
Mateo, dejemos aquello que nos separa del Señor, levantémonos, sigámosle y
sirvámosle en amor. Oración.
«Señor Jesús, gracias por hacerme ese llamado de amor para
seguirte, gracias porque a pesar de ser un pecador, me has llamado para ser un
instrumento de tu amor. Señor, al igual que lo hiciste con Mateo, transfórmame
y ayúdame para poner a tu servicio mi vida. Amen.