viernes, 29 de julio de 2022

Volvamos en amistad con Dios

 

Volvamos en amistad con Dios


«Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.» 3 Juan 1:2

«Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien.

Toma ahora la ley de su boca, y pon sus palabras en tu corazón.

Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tienda la aflicción; tendrás más oro que tierra, y como piedras de arroyos oro de Ofir; el Todopoderoso será tu defensa, y tendrás plata en abundancia.

Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro.

Orarás a él, y él te oirá; y tú pagarás tus votos.

Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz.» Job 22:21-28.

El deseo de Dios es que nos vaya bien en todo; darnos una triple prosperidad, en el alma, en el cuerpo y en el espíritu. Pero, esto empieza con una búsqueda temprana del Señor, para que influencie nuestras vidas con sus pensamientos. No se refiere solo a prosperidad material, ya que la plata sin el temor de Dios se vuelve miseria y maldición. La mejor inversión es buscar a Dios, hacernos sus amigos, de tal manera que Él se dé cuenta de todo lo que nos pasa, de todo lo que necesitamos.

Volvámonos en confianza íntima al Señor y tendremos paz; todas nuestras preocupaciones quedarán en las manos del Señor. La palabra «prosperado» viene del griego “euodoo”, que literalmente significa «ayudar sobre la marcha». Lo que denota que, la prosperidad divina no es algo momentáneo o pasajero, sino más bien un estado continuo y progresivo de buen éxito, de bienestar, es el resultado de tener una relación diaria con Dios y se aplica a todas las áreas de nuestra vida, restaurando cada una de ellas.   Oración.

«Señor, tú quieres para nosotros prosperidad en todas las áreas de nuestra vida, espiritual, emocional y material; pero esta debe ser el resultado de una vida de entrega y dedicación a ti. Gracias porque estás interesado no solo en nuestro cuerpo, sino en nuestra alma; nuestro cuerpo es el templo de tu Santo Espíritu, enséñanos a cuidarlo. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.