domingo, 1 de febrero de 2015

1 Pedro 4:12-14

1 Pedro 4:12-14


Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que están soportando, como si fuera algo insólito.  Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo.  Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes.




Siempre he dicho que todo lo que hacemos tiene consecuencias.  Pero hay ocasiones en las que sin hacer nada, nos llegan sorpresas que simplemente no esperábamos.  Esta es la situación que estaban atravesando los cristianos en la época de Pedro.  Estaban siendo perseguidos no por haber asesinado, robado o cometido algún otro delito.  Ellos estaban haciendo lo correcto.  Estaban entregando su vida a Dios y dejando que Él los transformara.  De hecho, estaban convirtiéndose en mejores personas de lo que eran antes.  ¿Lo irónico?  Ahora, siendo mejores que antes, estaban siendo perseguidos.  ¡Que no les extrañe!  Les dice Pedro.  ¡Al contrario!  Siéntanse felices y gozosos por los sufrimientos por causa de Cristo.  Definitivamente una gran enseñanza para nosotros hoy en día.  Si bien, la mayoría de nosotros podemos externar nuestra fe y convicción sin temor a represiones, encarcelamientos o lapidaciones, tenemos una lucha distinta que de igual manera nos frena y nos hace dar unos pasos atrás cuando no estamos bien cimentados en el Señor.  ¿Cuál es esa lucha?  Luchamos contra nuestro orgullo.  Contra el qué dirán.  Luchamos para no dejar de “encajar” en la sociedad mientras que Dios nos dice que no pertenecemos a este mundo.  Luchamos para no recibir señalamientos ni críticas mientras que Cristo sufrió todo lo que alguien pudo haber sufrido por nosotros.  El diablo existe.  Satanás está buscando alejarte de Dios.  No está en los lugares donde hay perdición como mucha gente piensa.  ¡Al contrario!  El está en las iglesias y en los lugares donde se predica a Cristo.  Él está buscando cómo hacerte tropezar.  Está buscando a que caigas para acusarte y tratar de aplastarte.  Está tratando de confundir tu mente y tu corazón.  ¡Por eso le llaman el engañador!  Queridos hermanos, nos dice Pedro, no se sorprendan de lo que pueda venir a sus vidas o de lo que ya están soportando.  Manténganse firmes y gozosos de sufrir por seguir a Cristo.  ¡Qué mejor que sufrir las consecuencias de entregarte al Señor!  Piensa en esto: ya hemos sufrido las consecuencias de no obedecerle y los resultados simplemente no son alentadores ni los queremos repetir.  Por el contrario, cuando se trata de sufrir por Dios es distinto.  De alguna manera que no comprendo, Dios nos llena de paz y gozo.  Aunque las cosas estén de cabeza y pareciera que sería mejor que fueran distintas, en tu corazón hay paz y tranquilidad.  Si has entregado tu vida al Señor, debes saber perfectamente de lo que estoy hablando.  Pues eso es lo que Pedro quiere que aprendamos y recordemos siempre.  Que sin importar lo que venga, sin importar lo que atravesemos, estemos buscando constantemente gozarnos en el Señor.  Aprendamos a sufrir por Cristo y a disfrutar ese sufrimiento porque no hay mejor lugar, mejor decisión ni mejor acción, que el servir al Señor.

Oración
Padre: gracias.  Gracias por traer paz y gozo a mi vida sin importar que las cosas estén de cabeza.  Gracias por recordarme que sufrir por causa de tu nombre no solo es un honor sino causa de gozo y satisfacción.  Padre, que la gloria sea para Ti siempre y que mi vida sirva para llevar tu amor a los demás.  Perdona mis pecados.  Perdona mis quejas.  Te pido me fortalezcas y renueves para caminar por donde Tú dirijas.  En el nombre de Jesucristo.  Amén.