La casa edificada sobre Cristo
“Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará
mañana maravillas entre vosotros. Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo:
Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca
del pacto y fueron delante del pueblo. Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este
día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que
entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo”. Josué 3:5-7
Josué le pidió a la gente que se separara de todo lo impuro y
se consagrara por completo al Señor. Un milagro estaba próximo a ocurrir, el
río Jordán se iba a abrir para que su pueblo llegara a la tierra prometida. Por
medio del milagro que siguió a estas palabras, el pueblo llegó al
convencimiento de que la mano de Dios estaba sobre su nuevo líder Josué.
A través de este pasaje se nos hace un llamado a un tiempo de
santificación y consagración a Dios. Como dice Josué 3:5: “santificaos, porque
Jehová hará mañana maravillas entre vosotros”. Si le obedecemos veremos su
respuesta. Por eso debemos humillarnos y despojarnos de todo lo que no le
agrada. Necesitamos que su Santo Espíritu nos llene y nos redarguya de pecado,
justicia y juicio y nos conduzca al arrepentimiento; a santificar y consagrar
nuestras vidas.
Empecemos por decirle al Señor “Sean gratos los dichos de mi
boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y
redentor mío”, Salmos 19:14. Esta es una confesión de fe, señala la importancia
de que nuestras palabras y pensamientos sean consistentes con la Palabra y la
voluntad de Dios. Que todo lo que hablemos y nuestro corazón murmure, sean un
deleite para nuestro Señor. Nuestras palabras reflejan lo que nuestros
corazones sienten y piensan. Deberían confirmar lo que creemos acerca de Dios,
de su amor y su poder. Que el Señor nos haga esos hijos que apartamos tiempo
para Él, que estamos en su presencia, que escuchamos su voz y la obedecemos.
Queremos estar firmes para poder pasar el Jordán, ese Jordán
que son nuestras adversidades que no nos dejan disfrutar de la tierra
prometida. Pidamos al Señor que nos ayude a pararnos firmes frente a las
adversidades y aunque pasemos por el agua no nos anegaremos y por el fuego no
nos quemaremos, porque Él está con nosotros. Que levante no solo a nuestra
familia sino a toda la iglesia, sacerdotes que intercedan ante Él para que
nuestras casas sean guiadas por su Espíritu Santo, santificando a nuestras
familias y a nuestra iglesia.
Hagamos un pacto como lo hizo Josué diciendo: “pero yo y mi
casa serviremos a Jehová”; Josué 24:15b.
Oración.
«Señor, hoy declaro que mi vida y la de mi familia caminan en
pos de ti, por tu Palabra que es viva y eficaz, que me dice que somos tierra
fértil y que harás maravillas en medio de nosotros. Cuando nos santifiquemos y
nos consagremos a ti, podremos ver tu gloria y ser testigos de tu verdad, amén.