lunes, 20 de julio de 2020

Permanecer. Parte 3


Permanecer. Parte 3

“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:17
Los deseos del mundo se oponen a que hagamos la voluntad de Dios, y ¿cuáles son los deseos del mundo? Dos de ellos son la riqueza y el poder.
En cuanto al primero, Dios no se opone a que tengamos lo necesario y aún lo suficiente, Él nos da abundantemente en todas las cosas para que las disfrutemos, pero no quiere que coloquemos nuestra esperanza en ellas, pues son perecederas e inciertas (1 Timoteo 6:17); muchos las desean por encima de todo, han caído en su trampa, se desviaron de la fe y han causado demasiado sufrimiento, ya que han colocado a estas, por encima del amor de aquel que las provee abundantemente (1 Timoteo 6:10).
En cuanto al segundo, muchos al llegar a una posición de autoridad, se llenan de orgullo y abusan del poder, cuando en realidad, la actitud de cualquiera que llega a tener un puesto de gran responsabilidad, debe ser, de servicio, sin ser arrogante, sino solidario con los más necesitados, no creyéndose sabio en su propia opinión (Romanos 12:16). Realmente, todos tenemos algún puesto de autoridad, sea en nuestra familia o alguna institución y estamos llamados a servir, como Cristo sirvió y no a enseñorearse de los demás (Marcos 10:42-43).
Así que, si nosotros hacemos la voluntad de Dios en este aspecto, cuando tengamos a nuestra disposición algún bien material o alguna responsabilidad, que sea para la gloria de Dios y sea la oportunidad para mostrar el amor de Él en nosotros; y así, por lo tanto, permanecemos en Cristo.  Oración.
«Señor, gracias porque me has dado abundantemente en todo, no para ser esclavo de las cosas sino para ayudar a los que más necesitan, guíame a cumplir tu voluntad, colocando mi esperanza en ti mi Dios y no en las cosas que ofrece el mundo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.