jueves, 17 de mayo de 2018

Yo soy el buen pastor



Yo soy el buen pastor
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Juan 10:14-15.

El Señor es mi pastor; nada me faltará. Salmo 23:1.
Jesús no es sólo un pastor, sino el pastor, o más bien, “el buen pastor”. En la Escritura el pastor es la imagen de un conductor espiritual. En Israel había muchos jefes religiosos y, a menudo, eran malos pastores que no cuidaban a las ovejas (Ezequiel 34:4). Jesús no se presenta como un jefe religioso, sino como el Mesías, el único pastor que Dios daba al mundo y a quien los profetas anunciaban.

¿Por qué él es “el buen pastor”? Porque sólo él venía de Dios y traía la verdad. Esto es cierto, pero no es la única razón. El buen pastor, a quien pertenecen las ovejas, está puesto en contraste con aquel que sólo cuida el rebaño por un salario, mientras que el buen pastor da su vida por ellas. La abnegación del Salvador hasta la muerte le da el tan hermoso título de “buen pastor”.

Al haber dado su vida para salvar a las ovejas, ¡con cuánto más cuidado y amor las conduce! Conoce a cada una de ellas por su nombre y a su vez cada una de ellas conoce la voz del buen pastor. Las falsas doctrinas pueden abundar, pero sólo el Señor debe guardar la autoridad en nosotros mediante su Palabra.

Bajo su custodia estamos seguros. Ninguna fuerza exterior ni debilidad interior pueden arrebatarnos de la mano del buen pastor. En Lucas 15:3-7 él mismo lleva su oveja sobre sus hombros hasta la casa.