lunes, 31 de mayo de 2010

Motivados por la venida de Cristo

Motivados por la venida de Cristo

De donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.

Filipenses 3:20

Esperar la venida de Cristo es el mayor recurso de motivación espiritual, responsabilidad y seguridad. Eso da una gran motivación en la búsqueda de Cristo porque usted deseará estar preparado cuando Él venga. Deseará haber sido fiel en su servicio. Usted puede hallar motivación con la esperanza de que un día Cristo lo recompense y usted oiga: "Bien, buen siervo y fiel... Entra en el gozo de tu señor" (Mt. 25:23).

La venida de Cristo da responsabilidad porque es cuando "cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí" (Ro. 14:12).

Y su venida lo hará sentirse seguro, sabiendo que Jesús dij "Esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero" (Jn. 6:39). Nuestra patria celestial

Nuestra ciudadanía está en los cielos.

Filipenses 3:20

Los cristianos no somos ciudadanos de este mundo. La palabra griega para "ciudadanía" en el versículo de hoy se refiere a una colonia de extranjeros. En una fuente secular, se emplea para describir una ciudad capital que mantenía en un registro el nombre de sus ciudadanos. En realidad, somos ciudadanos inscritos de otro lugar: "El cielo". Nuestros nombres están allí, nuestro Padre está allí, nuestros hermanos y hermanas están allí, y nuestra herencia está allí; es nuestra patria.

Los israelitas llevados al cautiverio babilónico nos dan un paralelo histórico con la iglesia contemporánea. Su patria seguía siendo la Tierra Prometida aunque vivieron durante tantos años en una sociedad extranjera. Pero cuando llegó el momento de regresar, muchos se habían arraigado de tal modo en la cultura babilónica que no quisieron irse. Cuando el Señor dice que es el momento de ir al cielo, luchamos contra eso como si fuera lo peor que pudiera ocurrirnos porque este mundo ha llegado a ser todo para nosotros. Por eso siempre se nos debe recordar que nuestra ciudadanía está en el cielo.

viernes, 28 de mayo de 2010


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¿Dónde está su tesoro?

¿Dónde está su tesoro?

Haceos tesoros en el cielo.

Mateo 6:20

El dejar esta tierra e ir al cielo no es un pensamiento popular en la iglesia contemporánea. El énfasis cada vez mayor en el éxito, la prosperidad y la solución de los problemas personales refleja nuestra perspectiva terrenal.

También es difícil para nosotros concebir una futura recompensa celestial. En esta época materialista, rara vez sentimos satisfacción en lo que se demora. Casi todo lo que deseamos lo podemos tener de inmediato. Ni siquiera necesitamos dinero; podemos usar una tarjeta de crédito. No tenemos que construir nada; podemos comprarlo todo. Y no tenemos que ir muy lejos para obtenerlo.

La falta de interés en el cielo es la otra cara del interés en este mundo. Los evangélicos modernos prácticamente se olvidan del cielo. Se predica y se enseña poco sobre el tema, pero hay una cantidad colosal de material disponible sobre la prosperidad en esta vida. Para buscar a Cristo con la misma pasión que Pablo debemos concentrar nuestra atención en el mundo venidero.

jueves, 27 de mayo de 2010

Los enemigos de la cruz

Los enemigos de la cruz

Por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo.

Filipenses 3:18

Los más peligrosos enemigos de la causa de Cristo no son quienes se oponen públicamente al evangelio, sino quienes simulan ser amigos de Cristo, dicen identificarse con Él y, en algunos casos, llegan a puestos de liderazgo espiritual.

Estar en guardia contra los enemigos ocultos es un tema constante en el Nuevo Testamento. Jesús dij "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces" (Mt. 7:15). También predijo que en los últimos días "muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos" (Mt. 24:11).

El apóstol Pablo se enfrentó constantemente a la influencia de los falsos maestros. Les advirtió a los ancianos de Éfes "Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno" (Hch. 20:31). ¿Quiere saber cómo adquirir la capacidad de distinguir a los enemigos de la cruz? Conozca la Palabra. Si usted no conoce la Palabra, se arriesga a que lo engañen. Soldados en una guerra santa

Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad.

Efesios 6:14

Nuestra sociedad no contribuye a que las personas sean más semejantes a Cristo. Vivimos en lo que se ha calificado de una cultura en la que todo se percibe por los sentidos porque la mayoría de las personas están más interesadas en las emociones placenteras que en los esfuerzos productivos; buscan más la comodidad que la realización. Tal perspectiva ha influido aun en la iglesia, que sufre de una apatía que causa consternación. Hemos olvidado que somos soldados en una guerra santa.

Como lo indica el versículo de hoy, lo primero que un soldado se ponía antes de entrar en batalla era un cinturón alrededor de su cintura. Lo ceñía tanto como podía y tiraba de las puntas de su túnica hacia arriba por el cinturón de modo que pudiera tener completa libertad de movimiento en el combate cuerpo a cuerpo. El cinto de la verdad no es una pieza de la armadura, porque no puede protegernos directamente. Pero sí indica que tenemos que pensar seriamente en la batalla y procurar alcanzar la victoria.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Evitemos la teología centrada en el hombre

Evitemos la teología centrada en el hombre

De vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

Hechos 20:30

Muchas fuerzas impiden que comprendamos esta verdad fundamental: "La meta de la vida de todo cristiano es ser más semejante a Cristo". La psicología humanista es una de esas fuerzas. Ella enseña que el hombre existe para su propia satisfacción: debe tener todo lo que cree que necesita y debe satisfacer sus deseos para ser feliz. Como resultado, en muchas iglesias el crecimiento espiritual se iguala a menudo con allanar los problemas de la vida y hallar satisfacción personal.

Esa clase de mentalidad que finalmente lleva a una teología centrada en el hombre, es diametralmente opuesta a lo que la Biblia enseña. La meta de la salvación y de la santificación es que seamos hechos conformes a la imagen de Cristo (Ro. 8:29). Se ha dicho muy bien que la fe mira hacia afuera y no hacia adentro, y que toda la vida está en esa esfera. Cuanto más conoce a Cristo y se concentra en Él, tanto más el Espíritu lo hará semejante a Él. Pero cuanto más se concentra usted en sí mismo, tanto más se distraerá usted de la senda correcta. No hay secreto alguno para el éxito

Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

Lucas 9:62

Nunca he conocido a una persona influyente que haya tenido éxito en cualquier campo empresarial que no estuviera comprometida en alcanzar metas. Quienes influyen en el mundo son investigadores, competidores y ganadores, interesados más en las metas que en satisfacer sus propias necesidades. Todo lo que he aprendido acerca de la vida de grandes líderes cristianos me ha enseñado que no hay secreto alguno para el éxito. Todos ellos hicieron el máximo esfuerzo por alcanzar metas espirituales y no les importó la satisfacción personal durante el proceso.

Es asombroso descubrir cuánto han sufrido los grandes predicadores, los teólogos y los misioneros en el proceso de alcanzar sus metas. Estaban mucho más interesados en seguir a Cristo que en su propia condición. ¿Puede usted decir lo mismo en cuanto a su propio compromiso con Cristo?

martes, 25 de mayo de 2010

Los guías espirituales

Los guías espirituales

Mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.

Filipenses 3:17

Los guías espirituales son esenciales para la iglesia porque necesitamos ver vivir el cristianismo delante de nosotros. Pablo le dijo a Timote "Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (1 Ti. 4:12). Un guía espiritual debe llevar una vida ejemplar porque debe mostrarles a otros la senda. Las personas pueden ver la perfección en Cristo y pueden leer acerca de Pablo, pero también necesitan a alguien a quien puedan observar y con quien puedan hablar. Necesitan ver la virtud, la humildad, el servicio altruista, la disposición a sufrir, la devoción a Cristo, el valor y el crecimiento espiritual en la vida de alguien cerca de ellas.

Una gran carga en mi corazón es que los pastores y ancianos de todas las iglesias sean el tipo de ejemplos que Dios les ordena que sean. Es muy importante enseñar la verdad, pero es igualmente importante que esa verdad sea apuntalada por una vida virtuosa. El fracaso de los líderes

A ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros.

Filipenses 2:20

La historia de la Iglesia pudiera referirse a nuestra época como la del desastroso fracaso en el liderazgo de la iglesia. Se han bajado las normas del liderazgo, y millares han perdido trágicamente su camino.

¿Dónde están los hombres piadosos y veraces? ¿Dónde están los humildes y desinteresados modelos de virtud? ¿Dónde están los ejemplos de la victoria sobre la tentación? ¿Dónde están quienes nos muestren cómo orar y vencer las pruebas o la adversidad?

Tenemos una iglesia estancada y deformada porque hemos perdido de vista a Cristo, su Palabra y al Espíritu. Hemos perdido de vista nuestro claro ejemplo de crecimiento en la vida del apóstol Pablo. Y hemos tolerado una norma de liderazgo más baja que la permitida por la Biblia. La esencia del cristianismo es ser más semejante a Cristo. Se atenderán asuntos tales como las buenas relaciones, el servicio y la evangelización si procuramos alcanzar esa meta santa.

lunes, 24 de mayo de 2010

Un buen guía en las montañas

Un buen guía en las montañas

Por tanto, os ruego que me imitéis.

1 Corintios 4:16

Como todos los cristianos son imperfectos, necesitamos el ejemplo de alguien que también sea imperfecto, pero que sepa cómo resolver la imperfección. Tal vez sirva esta ilustración. Supongamos que decido participar en una peligrosa expedición de alpinismo. Un helicóptero deja caer a un guía en la cumbre de la montaña, y este mira hacia abajo y me dice: "Esta es la cumbre. Sube hasta aquí; este es el lugar donde quieres estar". Este guía no sería de tanta ayuda como alguien que vaya subiendo delante de mí y me diga: "Sígueme. Conozco el camino hacia la cumbre".

Cristo nos muestra la meta que debemos alcanzar, pero también necesitamos a alguien que sea ejemplo del proceso de alcanzar la meta. Solo venciendo el pecado podemos ser más semejantes a Cristo, de modo que necesitamos hallar a otro cristiano que también esté luchando para vencer el pecado. Un ejemplo humano y espiritual puede mostrarle cómo afrontar todas las consecuencias de nuestra condición pecaminosa. Comience a buscar y a seguir a un guía espiritual. Un ejemplo excelente

Sed imitadores de mí.

Filipenses 3:17

No hay mejor ejemplo histórico de un cristiano que el apóstol Pablo. Él es una figura dominante en el Nuevo Testamento, de modo que podemos deducir que Dios quiere que imitemos su vida.

Pablo es un dechado de virtudes, adoración, servicio, paciencia a través del sufrimiento, victoria sobre la tentación y buena administración de bienes y relaciones. Él nos muestra cómo un hombre santo se enfrenta a su naturaleza caída, algo que Cristo no podía hacer porque era sin pecado (He. 4:15)

La vida de Pablo es un admirable ejemplo para nosotros. Por eso les dijo a los corintios: "Sed imitadores de mí" (1 Co. 11:1). También elogió a los tesalonicenses diciéndoles: "Vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor" (1 Ts. 1:6). Pablo es mi propio ejemplo personal en el ministerio. Observo cómo resolvió las situaciones y trato de reaccionar igual que él.

domingo, 23 de mayo de 2010

Él está en el libro

Él está en el libro

Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis.

1 Pedro 2:2

Para ser más semejante a Cristo hay que conocer la Palabra de Dios. Hay que saber cómo Cristo vivió cuando estuvo en la tierra, y el único lugar donde aprender eso es en las Escrituras, que son la revelación de Cristo. El Antiguo Testamento prepara la escena para Él, crea la necesidad de Él y predice su venida. Los Evangelios relatan su llegada. El libro de Hechos describe el inmediato efecto de su ministerio. Las epístolas describen la importancia a largo plazo de su vida y ministerio. Y Apocalipsis da detalles de su futura venida y de su juicio de la tierra.

Cristo es el punto central de toda la Biblia, y hay que estudiarla para saber cómo es Él. Muy a menudo estudiamos la Biblia en busca de argumentos teológicos o para responder preguntas. Esas cosas son importantes, pero lo más importante del estudio bíblico es saber más de Cristo para que podamos ser como ÉlTodo lo que necesitamos

El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

Mateo 13:44

El apóstol Pablo tuvo una vida compleja antes de ser cristiano (Fil. 3:4-6). Él trató de cumplir todas las leyes y tradiciones del judaísmo. Trató de hacer varias obras que esperaba se le acreditaran a su cuenta. Pero en todas sus búsquedas, buscaba algo que no podía encontrar. Entonces un día, en el camino hacia Damasco, fue confrontado por el Cristo vivo y comprendió que Él era todo lo que Pablo había estado buscando.

Pablo describe el cambio que hiz "Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo" (Fil. 3:7-8). Cuando Pablo conoció a Cristo, comprendió que todo lo que estaba en su balance como activo era en realidad pasivo. Halló que Cristo era todo lo que necesitaba.

sábado, 22 de mayo de 2010

Sea constante

Sea constante

En aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla.

Filipenses 3:16

No se puede ganar una carrera sin un esfuerzo constante porque la semejanza a Cristo es una búsqueda constante. El verbo griego para "sigamos" se refiere a caminar en fila. Pablo estaba diciendo que tenemos que permanecer espiritualmente en la fila para seguir hacia adelante por los mismos principios que nos han llevado hasta aquí.

¿Está yendo hacia adelante? ¿O está detenido en un sitio mirando hacia atrás y defendiéndose? Tal vez necesite renovar su compromiso. Si usted no conoce a Jesucristo, entonces comience a crecer al recibirlo como Señor y Salvador. Si usted lo conoce pero no ha estado creciendo espiritualmente, pídale a Dios que lo perdone y lo ayude a seguir hacia la perfección. ¡Qué todos nos consagremos a la meta de ser tan semejante a Cristo como podamos hasta que lo veamos cara a cara! Comprensión de nuestra meta

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

1 Juan 2:6

La vida cristiana es simplemente el proceso de buscar la semejanza de Cristo, descrita teológicamente como santificación. Jesús dij "Sígueme", y ese mandato sencillo no ha sido sustituido ni mejorado. Seguir a Cristo implica aprender de Él para que podamos ser como Él (Lc. 6:40). Romanos 8:29 dice que Dios nos salvó para que seamos hechos "conformes a la imagen de su Hijo". Por lo tanto, nuestra única búsqueda es ser cada vez más semejante a Cristo.

Algunos pudieran decir que glorificar a Dios o evangelizar a los perdidos son las prioridades más importantes. Pero ser semejante a Cristo glorifica a Dios, y si somos semejantes a Cristo no podemos menos que evangelizar a los demás. Después de todo, Él vino "a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lc. 19:10). Todo lo necesario en la vida cristiana surge de una búsqueda de la semejanza a Cristo.

jueves, 20 de mayo de 2010

Motivación espiritual

Motivación espiritual

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Filipenses 3:14

La meta del apóstol Pablo era ser semejante a Cristo. Él sabía que recibiría su recompensa cuando llegara el supremo llamamiento de Dios. Al igual que Pablo, no alcanzaremos la meta de la semejanza a Cristo en esta vida, pero la recibiremos en la vida futura: "Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Jn. 3:2).

El supremo llamamiento de Dios es nuestra motivación para correr la carrera. Debemos vivir pensando que se nos puede llamar en cualquier momento a la presencia de Dios, donde recibiremos nuestra recompensa eterna. Éramos pecadores camino del infierno cuando Dios nos escogió en su soberanía para salvación a fin de hacernos eternamente como su propio Hijo. ¡Qué gracia inefable! ¡Qué motivación para alcanzar la meta! Dependa de los recursos divinos

Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.

Filipenses 3:15

Lamentablemente, en todas las iglesias hay cristianos contentos con su estado espiritual. En vez de reconocer su necesidad, invierten sus energías justificando el nivel que han alcanzado.

El versículo de hoy esencialmente dice que, si algunos creyentes no comprenden todavía la importancia de buscar el crecimiento, Dios tendrá que revelársela. Pongo todo mi corazón en mis mensajes, pero comprendo que algunos de mis oyentes seguirán sin consagrar su vida. Cuando se llega a ese punto con alguien a quien se está ayudando, hay que pedirle a Dios que se revele a esa persona.

En la búsqueda de Cristo, todos tenemos que depender de los recursos divinos. Habrá momentos en la carrera en los que usted no tenga la debida actitud, y Dios tendrá que revelarle eso a fin de que usted pueda seguir adelante.

miércoles, 19 de mayo de 2010

El máximo esfuerzo

El máximo esfuerzo

Prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.

Filipenses 3:12

El crecimiento espiritual no es un ejercicio intermitente; debe ocupar todo el tiempo. En realidad, la palabra griega para "prosigo" se empleaba para describir a un corredor de carreras cortas, y se refiere a un enérgico esfuerzo. Pablo estaba corriendo con todas sus fuerzas, distendiendo todos los músculos espirituales a fin de ganar el premio (cp. 1 Co. 9:24-27). También dijo que debemos pelear "la buena batalla de la fe" (1 Ti. 6:12)

Esa perspectiva no estaba limitada a Pablo. El autor de Hebreos escribió: "Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" (He. 12:1).

Nuestra búsqueda vitalicia es ser semejantes a Cristo. El correr esa carrera exige el máximo esfuerzo en el uso de los medios de gracia Dios nos ha dado. Concéntrese

Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hag olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.

Filipenses 3:13

Un atleta que corre en una carrera debe fijar los ojos en algo que está delante de él. No puede mirarse los pies o caerá de bruces. No puede distraerse con los otros corredores. Tiene que concentrarse en la meta que tiene delante.

La notable concentración de Pablo era el resultado de dos cosas. En primer lugar, optó por olvidar "lo que queda atrás". Eso incluye las cosas buenas y las malas. Quiere decir que no debemos extendernos en las obras y las realizaciones virtuosas más de lo que debemos pensar en los pecados y fracasos pasados. Lamentablemente, muchos cristianos están tan distraídos por el pasado que no hacen ningún progreso actual.

En vez de mirar al pasado, Pablo se concentró en el futuro. Al decir "extendiéndome", describe a un corredor que estira cada uno de sus músculos para alcanzar la meta. Para hacer eso tiene que eliminar las distracciones y concentrarse solo en la meta que tiene por delante. ¿Tiene usted esa concentración en su deseo de ser semejante a Cristo?

martes, 18 de mayo de 2010

Las Encuestas Dicen

Las Encuestas Dicen...
El Señor ... escucha las oraciones de los justos. Proverbios 15:29

El Barna Research Group presenta las siguientes estadísticas:

• Cuatro de cada cinco norteamericanos creen «que la oración puede cambiar lo que sucede en la vida de una persona» (1994).

• Nueve de cada diez adultos concuerdan en que «hay un Dios que nos ve y nos cuida y que responde a nuestras oraciones» (1991).

• Uno de cada diez adultos tiene momentos de oración extendida con miembros de su familia al menos una vez a la semana.

Si alguien hiciera un inventario de su vida de oración, ¿cuántos puntos obtendría usted? Aunque la oración no es una competencia entre los creyentes, sí es una señal de constante comunicación en nuestra relación con Dios. Cuando no dedicamos el tiempo para estar de rodillas, a menudo esto demuestra que nos hemos apartado de nuestro camino con él. Así que, ¿cómo nos acercamos a Dios una vez que nos apartamos? Miqueas 6:6 dice: «¿Cómo podré acercarme al SEÑOR y postrarme ante el Dios Altísimo?» Es con alabanza y acción de gracias en nuestros labios, y él nos oirá. No importa si oró una hora antes o ha pasado ya un año. Dios siempre está esperando oír de usted.

El Salmo 3:4 nos recuerda: "Clamo al SEÑOR a voz en cuello, y desde su monte santo él me responde". Haga una nueva encuesta en su vida, y permanezca fiel en la oración.

martes, 11 de mayo de 2010

Romans 8

Romans 8 -

CAPÍTULO 8
Versículos 1-9. La libertad de los creyentes respecto de la condenación. 10-17. Sus privilegios por ser los hijos de Dios. 18-25. Sus esperanzas ante las tribulaciones. 26, 27. La ayuda del Espíritu Santo en la oración. 28-31. Su interés en el amor de Dios. 32-39. Triunfo final por medio de Cristo.

Vv. 1-9.Los creyentes pueden ser castigados por el Señor, pero no serán condenados con el mundo. Por su unión con Cristo por medio de la fe, están seguros. ¿Cuál es el principio de su andar: la carne o el Espíritu, la naturaleza vieja o la nueva, la corrupción o la gracia? ¿Para cuál de estos hacemos provisión, por cuál somos gobernados? La voluntad sin renovar es incapaz de obedecer por completo ningún mandamiento. La ley, además de los deberes externos, requiere obediencia interna. Dios muestra su aborrecimiento del pecado por los sufrimientos de su Hijo en la carne, para que la persona del creyente fuera perdonada y justificada. Así, se satisfizo la justicia divina y se abrió el camino de la salvación para el pecador. El Espíritu escribe la ley del amor en el corazón, y aunque la justicia de la ley no sea cumplida por nosotros, de todos modos, bendito sea Dios, se cumple en nosotros; en todos los creyentes hay quienes responden a la intención de la ley.
El favor de Dios, el bienestar del alma, los intereses de la eternidad, son las cosas del Espíritu que importan a quienes son según el Espíritu. ¿Por cuál camino se mueven con más deleite nuestros pensamientos? ¿Por cuál camino van nuestros planes e ingenios? ¿Somos más sabios para el mundo o para nuestras almas? Los que viven en el placer están muertos, 1 Timoteo v, 6. El alma santificada es un alma viva, y esa vida es paz. La mente carnal no es sólo enemiga de Dios, sino la enemistad misma. El hombre carnal puede, por el poder de la gracia divina, ser sometido a la ley de Dios, pero la mente carnal, nunca; esta debe ser quebrantada y expulsada.
Podemos conocer nuestro estado y carácter verdadero cuando nos preguntamos si tenemos o no el Espíritu de Dios y de Cristo, versículo 9. Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu. Tener el Espíritu de Cristo significa haber cambiado el designio en cierto grado al sentir que había en Cristo Jesús, y eso tiene que notarse en una vida y una conversación que corresponda a sus preceptos y a su ejemplo.

Vv. 10-17.Si el Espíritu está en nosotros, Cristo está en nosotros. Él habita en el corazón por fe. La gracia en el alma es su nueva naturaleza; el alma está viva para Dios y ha comenzado su santa felicidad que durará para siempre. La justicia imputada de Cristo asegura al alma, la mejor parte, de la muerte. De esto vemos cuán grande es nuestro deber de andar, no en busca de la carne, sino en pos del Espíritu. Si alguien vive habitualmente conforme a las lujurias corruptas, ciertamente perecerá en sus pecados, profese lo que profese. ¿Y puede una vida mundana presente, digna por un momento, ser comparada con el premio noble de nuestro supremo llamamiento? Entonces, por el Espíritu esforcémonos más y más en mortificar la carne.
La regeneración por el Espíritu Santo trae al alma una vida nueva y divina, aunque su estado sea débil. Los hijos de Dios tienen al Espíritu para que obre en ellos la disposición de hijos; no tienen el espíritu de servidumbre, bajo el cual estaba la Iglesia del Antiguo Testamento, por la oscuridad de esa dispensación. El Espíritu de adopción no estaba, entonces, plenamente derramado. Y, se refiere al espíritu de servidumbre, al cual estaban sujetos muchos santos en su conversión.
Muchos se jactan de tener paz en sí mismos, a quienes Dios no les ha dado paz; pero los santificados, tienen el Espíritu de Dios que da testimonio a sus espíritus que les da paz a su alma.
Aunque ahora podemos parecer perdedores por Cristo, al final no seremos, no podemos ser, perdedores para Él.

Vv. 18-25.Los sufrimientos de los santos golpean, pero no más hondo que las cosas del tiempo, sólo duran el tiempo actual, son aflicciones leves y sólo pasajeras. ¡Cuán diferentes son la sentencia de la palabra y el sentimiento del mundo respecto de los sufrimientos de este tiempo presente! Indudablemente toda la creación espera con anhelosa expectativa el período en que se manifiesten los hijos de Dios en la gloria preparada para ellos. Hay impureza, deformidad y enfermedad que sobrevinieron a la criatura por la caída del hombre. Hay enemistad de una criatura contra otra. Son utilizadas, más bien se abusa de ellas, por el hombre como instrumentos de pecado. Sin embargo, este estado deplorable de la creación está “con esperanza”. Dios lo librará de estar así mantenida en esclavitud por la depravación del hombre. Las miserias de la raza humana, por medio de la maldad propia de cada uno y de unos con otros, declaran que el mundo no siempre continúa como está.
Que nosotros hayamos recibido las primicias del Espíritu, vivifica nuestros deseos, anima nuestras esperanzas y eleva nuestra expectativa. El pecado fue y es la causa culpable de todo el sufrimiento que existe en la creación de Dios. El pecado trajo los ayes de la tierra; enciende las llamas del infierno. En cuanto al hombre, ninguna lágrima ha sido derramada, ningún lamento se ha emitido, ninguna punzada se ha sentido, en cuerpo o mente, que no haya procedido del pecado. Esto no es todo: hay que considerar que el pecado afecta la gloria de Dios. ¡Con cuánta temeridad, temible, mira el grueso de la humanidad a esto! -Los creyentes han sido llevados a un estado de seguridad, pero su consuelo consiste más bien en esperanza que en deleite. No pueden ser sacados de esta esperanza por la expectativa vana de hallar satisfacción en las cosas del tiempo y de los sentidos. Necesitamos paciencia, nuestro camino es áspero y largo, pero el que ha de venir, vendrá aunque parezca que tarda.

Vv. 26, 27.Aunque las dolencias de los cristianos son muchas y grandes, de modo que serían vencidos si fueran dejados a sí mismos, el Espíritu Santo los sostiene. El Espíritu, como Espíritu iluminador, nos enseña por qué cosa orar; como Espíritu santificador obra y estimula las gracias para orar; como Espíritu consolador, acalla nuestros temores y nos ayuda a superar todas las desilusiones. El Espíritu Santo es la fuente de todos los deseos que tengamos de Dios, los cuales son, a menudo, más de lo que pueden expresar las palabras. El Espíritu que escudriña los corazones puede captar la mente y la voluntad del espíritu, la mente renovada, y abogar por su causa. El Espíritu intercede ante Dios y el enemigo no vence.

Vv. 28-31.Lo bueno para los santos es lo que hace buena su alma. Toda providencia tiende al bien espiritual de los que aman a Dios: apartándolos del pecado, acercándolos a Dios, quitándolos del mundo y equipándolos para el cielo. Cuando los santos actúan fuera de su carácter, serán corregidos para volverlos a donde deben estar. Aquí está el orden de las causas de nuestra salvación, una cadena de oro que no puede ser rota.
1. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo”. Todo eso que Dios concibió como la finalidad de la gloria y felicidad, lo decretó como el camino de la gracia y la santidad. Toda la raza humana merecía la destrucción, pero por razones imperfectamente conocidas para nosotros, Dios determinó recuperar a algunos por la regeneración y el poder de su gracia. El predestinó, o decretó antes, que ellos fueran conformados a la imagen de su Hijo. En esta vida ellos son renovados en parte y andan en sus huellas.
2. “Y a los que predestinó, a éstos también llamó”. Es un llamamiento eficaz, desde el yo y desde la tierra a Dios y a Cristo y al cielo, como nuestro fin; desde el pecado y la vanidad a la gracia y la santidad como nuestro camino. Este es el llamado del evangelio. El amor de Dios, que reina en los corazones de quienes, una vez fueron Sus enemigos, prueba que ellos fueron llamados conforme a su propósito.
3. “Y a los que llamó, a éstos también justificó”. Nadie es así justificado, sino los llamados eficazmente. Los que resisten el evangelio, permanecen sujetos a la culpa y la ira.
4. “Y a los que justificó, a éstos también glorificó”. Siendo roto el poder de la corrupción en el llamamiento eficaz, y eliminada la culpa del pecado en la justificación, nada puede interponerse entre esa alma y la gloria. Esto estimula nuestra fe y esperanza, porque como Dios, su camino, su obra, es perfecta.
El apóstol habla como alguien asombrado y absorto de admiración, maravillándose por la altura y la profundidad, y el largo y la anchura del amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento. Mientras más sabemos de otras cosas, menos nos maravillamos, pero mientras más profundamente somos guiados en los misterios del evangelio, más afectados somos por ellos. Mientras Dios esté por nosotros, y nosotros seamos mantenidos en su amor, podemos desafiar con santa osadía a todas las potestades de las tinieblas.

Vv. 32-39.Todas las cosas del cielo y la tierra, cualesquiera sean, no son tan grandes como para exhibir el libre amor de Dios como la dádiva de su coigual Hijo, como expiación por el pecado del hombre en la cruz; y todo lo demás sigue a la unión con Él y el interés en Él. “Todas las cosas”, todo eso que pueda ser causa o medio de cualquier bien real para el cristiano fiel. El que ha preparado una corona y un reino para nosotros, nos dará lo que necesitamos en el camino para alcanzarla.
Los hombres pueden justificarse a sí mismos aunque las acusaciones contra ellos estén plenamente vigentes; pero si Dios justifica, eso responde a todo. Así somos asegurados por Cristo. Él pagó nuestra deuda por el mérito de su muerte. Sí, más que eso, Él ha resucitado. Esta es la prueba convincente de que la justicia divina fue satisfecha. De manera que tenemos un Amigo a la diestra de Dios; toda potestad le ha sido dada a Él, que está allí, e intercede. ¡Creyente!; ¡dice tu alma dentro de ti, ¡oh, que Él fuera mío! Y ¡oh, que yo fuera de Él! ¡que yo pudiese complacerle y vivir para Él! Entonces, no juegues tu espíritu ni confundas tus pensamientos en dudas estériles e interminables, sino como estás convencido de impiedad, cree en aquel que justifica al impío. Estás condenado, pero Cristo ha muerto y resucitado. Huye a Él en esa calidad.
Habiendo Dios manifestado su amor al dar a su propio Hijo por nosotros, ¿podemos pensar que haya algo que pueda apartar o eliminar ese amor? Los problemas no causan ni muestran ninguna disminución de su amor. No importa de qué sean separados los creyentes, queda suficiente. Nadie puede quitar a Cristo del creyente; nadie puede quitar al creyente de Cristo, y eso basta. Todos los otros riesgos nada significan. ¡Sí, pobres pecadores! Aunque abunden con posesiones de este mundo, ¡qué cosas tan vanas son! Puedes decir de cualquiera de ellas, ¿quién nos separará? Puede que hasta te saquen las habitaciones preciosas, las amistades y la fortuna. Puede que vivas hasta para ver y esperar tu partida. Al final, debes separarte, porque debes morir. Entonces, adiós a todo lo que este mundo considera de supremo valor. ¿Qué te ha quedado, pobre alma, que no tienes a Cristo, sino aquello de lo cual te separaras gustoso, sin poder hacerlo: ¡la culpa condenadora de todos tus pecados!? Pero el alma que está en Cristo, cuando le quitan las demás cosas, se aferra a Cristo y estas separaciones no le pesan. Sí, cuando llega la muerte, eso rompe todas las demás uniones, hasta la del alma con el cuerpo, lleva el alma del creyente a la unión más íntima con su amado Señor Jesús, y al gozo pleno de Él para siempre.

lunes, 10 de mayo de 2010

¿Es posible la perfección?

¿Es posible la perfección?

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos.

1 Juan 1:8

La falsa doctrina del perfeccionismo enseña que hay algún momento después de la conversión cuando se erradica la naturaleza pecaminosa del creyente. Pero según el versículo de hoy, y sobre todo en el enfoque del apóstol Pablo al tema de Filipenses 3:12-16, la perfección en esta vida es solo una meta, no una realización. Debemos buscarla, pero nunca la alcanzaremos en la tierra.

Pablo rechazó el perfeccionismo al llamarnos a que busquemos el premio que solo se puede obtener plenamente en el cielo. Confesó que él mismo no había alcanzado la perfección, ¡y escribió a los filipenses casi treinta años después de su conversión! Tal vez fuera el cristiano más consagrado que haya vivido. Si después de treinta años no era perfecto, sin duda ninguno de nosotros puede decir que lo sea. No lo que debo ser

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto.

Filipenses 3:12

Aun no somos lo que debemos ser, lo que podemos ser ni lo que seremos cuando veamos al Señor. Nuestra carrera espiritual comienza con un sentido de insatisfacción. Pablo comenzó su carrera sabiendo que no había llegado.

Puedo repetir ese testimonio de Pablo. Después de muchos años de andar con el Señor y de participar en el ministerio, estoy muy consciente de que no soy lo que debo ser. Como cualquier otro creyente, sigo en el proceso de crecimiento. Las personas que se sienten satisfechas con lo que son espiritualmente han alcanzado un punto peligroso. Es probable que sean insensibles al pecado y que tiendan a defenderse cuando debieran reconocer su debilidad y buscar ayuda.

El crecimiento espiritual comienza como cualquier carrera. El corredor sabe la distancia que tiene que correr y pone el mayor esfuerzo en la línea de llegada. La meta de Pablo era llegar a ser perfecto, pero el saber que no la había alcanzado no lo desanimaba. Y tampoco debe desanimarlo a usted.

domingo, 9 de mayo de 2010

Abundante consolación

Abundante consolación

De la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.

2 Corintios 1:5

Cuando sufrimos, Cristo está con nosotros para consolarnos en nuestra angustia. El grado hasta el cual ha experimentado el mismo sufrimiento, y aun más, es la razón de que pueda consolarnos.

La prueba de su carácter es su reacción ante los tiempos más severos de sufrimiento y persecución. Cuando el sufrimiento se vuelve demasiado intenso, lo más fácil es enojarse y culpar a Dios. Cuando la persecución se vuelve demasiado severa, lo más fácil es transigir en la fe. El reaccionar de cualquiera de esas formas hará que usted se pierda la más abundante comunión que puede tener. Es que los momentos más profundos de comunión espiritual con el Cristo vivo son resultado directo del intenso sufrimiento.

El sufrimiento siempre nos lleva a Cristo porque encontramos en Él a nuestro misericordioso Sumo Sacerdote que se compadece "de nuestras debilidades" (He. 4:15) y que "es poderoso para socorrer a los que son tentados" (2:18). Así que considere sus sufrimientos como oportunidades de ser bendecido por Cristo mientras halla consuelo en su comunión. Las bendiciones del crecimiento

Para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.

Tito 2:10

Como los cristianos ya tenemos derecho al cielo y alcanzaremos un día la perfección en la presencia de Dios, ¿por qué es necesario el desarrollo espiritual? Hay varias razones.

En primer lugar, glorifica a Dios.

En segundo lugar, prueba la salvación. El cambio externo muestra un cambio interno del corazón.

En tercer lugar, es un buen testimonio. El crecimiento espiritual muestra la verdad de Dios para que otros la vean.

En cuarto lugar, da seguridad. Cuando progresamos espiritualmente, vemos a Dios obrando en nuestra vida, y eso contribuye a nuestra confianza en nuestra salvación (2 P. 1:10).

En quinto lugar, nos libra de tristeza innecesaria. La falta de crecimiento hacia la santidad resulta solo en dolor y tristeza.

En sexto lugar, protege de reproche la causa de Cristo.

Y por último, nos hace útiles para servir en la iglesia.

Así que siga creciendo y sea una bendición para quienes usted conozca.

sábado, 8 de mayo de 2010

La debida justicia

La debida justicia

No teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo.

Filipenses 3:9

Conocer a Jesucristo es tener su justicia, su santidad y su virtud imputadas a nosotros, lo que nos hace justos delante de Dios.

En los primeros años de su vida, el apóstol Pablo trató de alcanzar la salvación por el apego estricto a la ley. Pero cuando fue confrontado por la admirable realidad de Cristo, estuvo dispuesto a cambiar toda su justicia propia y moralidad externa, buenas obras y ceremoniales religiosos por la justicia concedida a él mediante la fe en Cristo. Pablo estuvo dispuesto a perder la débil y descolorida vestidura de su reputación si podía ganar el espléndido e incorruptible manto de la justicia de Cristo.

Ese es el mayor de todos los beneficios porque garantiza nuestra posición delante de Dios. Es el don de Dios para el pecador el apropiarse por fe de la obra perfecta de Cristo, que satisface la justicia de Dios. resurrección

A fin de conocerle, y el poder de su resurrección.

Filipenses 3:10

La resurrección de Jesucristo mostró gráficamente la extensión de su poder. Ese es el poder que el apóstol Pablo quería experimentar porque comprendía que no podía vencer al pecado con sus propias fuerzas.

El poder de la resurrección de Cristo resuelve el pecado en nuestra salvación. Experimentamos el poder de su resurrección en la salvación. Somos sepultados con Cristo en su muerte, y resucitamos con Él para que "andemos en vida nueva" (Ro. 6:4).

Pero para derrotar al pecado cada día, necesitamos que el poder de su resurrección sea nuestro recurso. Necesitamos su fortaleza para servirle fielmente, para vencer la tentación, para triunfar en las pruebas y para dar testimonio con valor. Solo cuando establezcamos nuestra relación con Cristo y recibamos su fortaleza tendremos la victoria sobre el pecado en esta vida.

jueves, 6 de mayo de 2010

Nos lleva en triunfo

Nos lleva en triunfo

A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.

2 Corintios 2:14

Hay muchas posibilidades que surgen del sufrimiento injusto por el nombre de Cristo. Dios pudiera usar el sufrimiento de usted para guiar a alguien a Cristo. Pudiera usarlo para ayudarlo a triunfar sobre la persecución demoníaca, o pudiera hacer que otros vean la actitud de usted ante la persecución y reaccionen de la misma manera.

Cualquiera que sea el triunfo de su sufrimiento, puede estar seguro de una cosa: Si usted sufre por el nombre de Cristo, Dios lo levantará y exaltará a su presencia misma. Cristo siempre nos hará triunfar aunque suframos injustamente. No menosprecie la potencialidad del sufrimiento injusto por el nombre de Cristo. ¡Así que soporte cualquier sufrimiento que se le presente teniendo en cuenta su triunfo venidero en Cristo! Comunión íntima

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.

Juan 10:27

El apóstol Pablo enseñó a los efesios que una de las funciones de la iglesia es preparar a las personas en el "conocimiento del Hijo de Dios" (4:13). Aquí la palabra conocimiento se refiere al conocimiento pleno, correcto y preciso. Ese es el conocimiento del que Jesús habló en el versículo de hoy. No se refería al simple conocimiento de sus identidades, sino a conocerlos íntimamente, y esa es la manera en la que Él quiere que las personas lo conozcan.

El deseo de Pablo es que todos los creyentes desarrollen ese profundo conocimiento de Cristo al establecer una relación con Él mediante la oración y el fiel estudio de la Palabra de Dios y la obediencia a ella. El crecer en ese mayor conocimiento de Cristo es un proceso de toda la vida que no terminará hasta que veamos al Señor cara a cara.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Regalos Sorpresa

Regalos Sorpresa

Quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los gentiles.
Hechos 10:45

La historia personal de C. S. Lewis en "Sorprendido por la Alegría" relata su viaje hacia la fe en Cristo. El título refleja lo que descubrió: le sorprendió el gozo que sintió al recibir el don gratuito de la salvación. No había descubierto que la alegría fuera resultado de la fe.

La Biblia contiene muchos ejemplos de cómo Dios sorprende a las personas. El apóstol Pedro recibió con sorpresa la noticia de que Dios tenía por intención ofrecer la salvación por medio del don del Espíritu Santo a los gentiles, además de a los judíos (Hechos 10). Y todo cristiano que entienda de veras la misericordia y la gracia de Dios ha de sentir asombro ante el perdón que Dios ofrece en Cristo.

Que fuéramos aceptados, en lugar de ser rechazados, ante la presencia de Dios s quizá su más grande sorpresa para nosotros. Sabiendo lo lindas que son las sorpresas, ¿ha sorprendido a alguien últimamente con un regalo de gracia, aprecio, ánimo o perdón? Ofrézcale hoy a alguien el placer de la sorpresa de un inesperado regalo de amor de su parte.

Mientras más conozcan nuestros defectos los demás mucho más significado tienen los regalos sorpresa que recibimos de ellos.

martes, 4 de mayo de 2010

Una conciencia limpia

Una conciencia limpia

¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

Hebreos 9:14

Nuestra seguridad en Cristo resulta de "la aspiración de una buena conciencia hacia Dios" (1 P. 3:21). La palabra griega para "aspiración" se refiere a un compromiso, en este caso estando de acuerdo en cumplir ciertas buenas condiciones exigidas por Dios antes de ser puesto en el arca de seguridad (Cristo).

A las personas no regeneradas las condenan su conciencia. Alguien que pide a Dios una buena conciencia está hastiado de su pecado y desea ser liberado de la carga de culpabilidad que lleva. Tiene un temor agobiante del juicio venidero y sabe que solo Dios puede librarlo. Él desea la limpieza que se efectúa mediante la sangre de Cristo (cp. He. 10:22). Así que se arrepiente de su pecado y pide perdón.

Cuando Cristo sufrió en la cruz, el infierno lanzó toda su furia contra Él, y los impíos desahogaron su odio contra Él. Pero a través de ese sufrimiento Él sirvió como arca de seguridad para los redimidos de todas las épocas. Y como triunfalmente dio salvación mediante su sufrimiento, estamos seguros en Él. Reinado soberano

Habiendo subido [Cristo] al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.

1 Pedro 3:22

En todo el Antiguo como en el Nuevo Testamento, a la diestra de Dios se presenta como el lugar de preeminencia, poder y autoridad por toda la eternidad. Ese es el lugar adonde fue Jesucristo cuando hubo realizado su obra en la cruz, y allí es donde gobierna hoy.

Romanos 8:34 dice: "Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros". Su posición a la diestra de Dios le da autoridad sobre todas las cosas creadas.

Cristo asumió su posición de supremacía después que "ángeles, autoridades y potestades" se habían sujeto a Él (1 P. 3:22), es decir, cuando Cristo declaró su triunfo a los demonios encarcelados. La cruz y la resurrección fueron los que sometieron a Él a las huestes angelicales. Cuando ascendió al cielo, asumió su debida posición y reina soberano sobre todos.

domingo, 2 de mayo de 2010

Ilustración de la salvación

Ilustración de la salvación

Esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

1 Pedro 3:20

Génesis 6:9 hasta 8:22 cuenta cómo Noé y su familia fueron librados del diluvio. Fueron los únicos que creyeron la advertencia de Dios de la venidera catástrofe mundial. Como resultado, toda la humanidad se ahogó en el juicio, menos ellos.

Noé predicó la justicia de Dios durante los ciento veinte años que le llevó construir el arca. Como tenía el tamaño de un moderno trasatlántico (Gn. 6:15), de seguro que llamaba la atención. Pero debe de haber sido desalentador construir el arca y predicar su significado durante más de un siglo, pero lograr que le creyera solo su familia inmediata.

El tremendo esfuerzo de Noé se invirtió en construir un barco que luego usó durante un año, pero aquellas ocho personas estuvieron a salvo del juicio de Dios cuando llegó. El arca les sirvió de refugio del juicio universal de Dios. ¡Qué ilustración tan gráfica de la salvación! Seguridad en Cristo

El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.

1 Pedro 3:21

Así como el diluvio ahogó a todo el mundo menos a unos pocos en el juicio de Dios, así caerá sobre todos el juicio final. Pero los que están en Jesucristo pasaran por el juicio estando seguros. Estar en Cristo es como estar en el arca: "Navegamos seguros en medio de las tempestades del juicio".

El bautismo al que Pedro se refiere en el versículo de hoy está calificado por la declaración "no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios". El único bautismo que salva a una persona es el de la muerte y la resurrección de Jesucristo. Los creyentes mueren y son sepultados con Cristo debido a su unión con Él, y salen después al nuevo mundo de su resurrección.

El arca de Noé fue como una tumba; quienes estaban en ella murieron a su viejo mundo cuando entraron. Cuando salieron de ella, experimentaron algo parecido a una resurrección al entrar en un mundo nuevo. Eso, nos dice Pedro, es semejante a la experiencia de todo cristian espiritualmente entramos en Cristo y morimos al mundo del que vinimos, y un día resucitaremos a un mundo nuevo y a una vida nueva.

sábado, 1 de mayo de 2010

Proclamación de la victoria

Proclamación de la victoria

Fue y predicó a los espíritus encarcelados.

1 Pedro 3:19

Cristo fue a predicar un triunfante sermón antes de su resurrección el domingo por la mañana. El verbo "predicó" en el versículo de hoy se refiere a hacer una proclamación o anunciar un triunfo. En los tiempos antiguos, un heraldo iba delante de generales y reyes en la celebración de victorias militares, anunciando a todos las victorias que se ganaron en la batalla.

Eso fue a hacer Jesucristo; no a predicar el evangelio, sino a anunciar su triunfo sobre el pecado, la muerte, el infierno, los demonios y Satanás. No fue a ganar almas, sino a proclamar la victoria sobre el enemigo. A pesar del injusto sufrimiento al que lo sometieron, Él pudo anunciar la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte para usted y para mí. Arrebatada la victoria de las garras del infierno

Ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Génesis 3:15

Desde principios de los tiempos Satanás y sus secuaces han estado en guerra con Dios. Vemos ese conflicto cósmico muchas veces en las Escrituras (p. ej., Job 1; Dn. 10:13). Después del aparente triunfo de Satanás en causar la caída de la humanidad, Dios predijo su final destrucción por el Mesías, que triunfaría finalmente a pesar de un aparente revés (Gn. 3:15).

Como resultado, Satanás trató de destruir el linaje mesiánico destruyendo al pueblo de Dios. Cuando eso fracasó, trató de matar al Mesías niño (Mt. 2:16-18). Cuando eso no dio resultado, trató de corromper al Mesías (Mt. 4:1-11). Al fracasar en ese intento, instigó a las multitudes para que lo mataran. Incluso trató de asegurarse de que el Mesías no pudiera salir del sepulcro.

Se ha dicho que el infierno debe de haber estado en medio de su carnaval cuando llegó Jesucristo. Es probable que estuvieran celebrando la victoria que con tanto esfuerzo habían tratado de alcanzar, pero quedaron abruptamente desilusionados.