viernes, 15 de mayo de 2009

Gracias Marcos Witt (Venció) En Vivo

Gracias Marcos Witt (Venció) En Vivo

INMUTABILIDAD DE DIOS. 6

INMUTABILIDAD DE DIOS6 (1ª Timoteo 6:17). El profeta Isaías, contrastó “la creación cambiante con el Creador que no cambia”, como un aliciente a la resistencia y a la fidelidad, incluso en los días negros de la historia (Isaías 50:7-51:16). (3) La inmutabilidad de Dios es un estándar para los cristianos. Como “hijos de Dios”, debemos emular a Dios, reflejarlo a Él en nuestras vidas (de lo cual hablaremos en un momento), también existe la necesidad que nosotros no cambiemos. No debemos permitir que el mundo nos cambie haciendo que nos transformemos en su molde ateo (Romanos 12:1-2). No debemos cambiar perdiendo nuestro corazón y abandonando nuestra confesión de fe (ver Hebreos 6:11-20; 10:19-25, 32-39). No debemos cambiar olvidando nuestros compromisos cuando el cumplirlos tenga un costo demasiado alto para nosotros (Salmo 15:4). (4) La inmutabilidad de Dios es también una advertencia asombrosa de que Dios cumplirá Su Palabra con respecto al juicio del pecado. La inmutabilidad de Dios no es sólo una seguridad que consuela con respecto a las bendiciones que Dios ha prometido; también es una advertencia seria de que Él cumplirá Su Palabra con respecto al juicio del pecado. Cuando Dios le habó a Judá con relación al juicio que vendría sobre los pueblos por sus pecados, Él habló de un juicio cierto, que no cambiaría porque Él no cambiaría de opinión:
“Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo. Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello” (Jeremías 4:27-28). En Jeremías 18:7-8, Dios prometió que Él se arrepentiría del desastre que pronunció en contra de una nación malvada, si se arrepentían. Aquí en Jeremías 4, Dios señala que el juicio del cual habla, es irreversible. Hay un tiempo para el arrepentimiento y durante ese tiempo los hombres pueden arrepentirse con la seguridad que Dios les perdonará sus pecados. En Jeremías 4, Dios conmina a Judá a arrepentirse (ver versículo 14); pero fue ignorado y por lo tanto, el juicio vendrá. Una vez que ha pasado el tiempo del arrepentimiento, es seguro que vendrá la ira de Dios. Desde esta perspectiva, Dios no se arrepentirá del juicio que ha anunciado por medio de Sus profetas. Este fue el caso en los días de Noé. El evangelio fue proclamado por más de 100 años; pero una vez que Dios cerró la puerta del arca, ya había terminado el tiempo del arrepentimiento y había llegado el tiempo del juicio. Ciertamente, Dios no “cambiará” con respecto al juicio, una vez que ha concluido el tiempo para el arrepentimiento. No se equivoque confiando la gracia y la misericordia de Dios al darse demasiado tiempo para arrepentirse como una evidencia de apatía divina y de que Dios no juzgará a los hombres por sus pecados. El juicio es cierto y seguro para los pecadores que se rebelan en contra de Dios. «Aquí hay terror para los impíos. Aquellos que desafían a Dios, que quebrantan Su ley, no se preocupan de Su gloria, sino que viven su vida como si Él no existiera, pensando que en el último día cuando lloren pidiendo misericordia, Dios alterará Su voluntad, revocará Su palabra y rescindirá de sus espantosas amenazas. No, Él ha declarado: “Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré” (Ezequiel 8:18). Dios no se negará a Sí mismo para gratificar sus concupiscencias. Dios es santo y por lo tanto, invariable. Por lo tanto, Dios odia el pecado, lo odia eternamente. Y por eso la eternidad del castigo para todos quienes mueren en sus pecados».
La inmutabilidad divina, al igual que la nube que se interpuso entre los israelitas y el ejército egipcio, tiene un lado oscuro como uno claro. Asegura la ejecución de Sus amenazas tanto como el desarrollo de Sus promesas y destruye la esperanza que acarician los impíos, que Él será indulgente hacia Sus frágiles y erradas criaturas y que estos serán tratados con mucha más liviandad que como lo declara Su propia Palabra. Nos oponemos a estas presuntuosas y falsas especulaciones. La verdad solemne es que Dios es invariable en veracidad y propósito, en lealtad y justicia