martes, 2 de abril de 2024

Derramar nuestro perfume

 Derramar nuestro perfume

“Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella. Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella.” Marcos 14:3-9
Cada creyente, conociendo y teniendo fe en la obra y las palabras del Señor Jesús cuando habló acerca del fin del mundo y de su segunda venida, debería estar al igual que aquella mujer que entendió que Jesús moriría pronto, derramando delante de Él todo lo que tiene a fin de preparar y estar preparados para el momento de su regreso.
Derramar el perfume para los creyentes de este tiempo es, sin duda, poner a disposición del Señor todo lo que Él nos ha entregado para cumplir con ese mandato de la gran comisión, porque aunque no sepamos con exactitud el día y la hora de su regreso, lo que sí sabemos es que su voluntad y propósito para con sus discípulos de todos los tiempos, es como dice Marcos 16:15 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”
Puede pasar, que al igual que en el tiempo de Jesús, haya personas que al no tener entendimiento de las cosas espirituales, se enojen nos critiquen o cuestionen al ver que quizás estamos entregando al Señor la mayor parte de nuestro tiempo, lo mejor de nuestros talentos o el diezmo de nuestros ingresos, sin embargo, en nuestro corazón siempre debe estar la certeza de que todo en este mundo es pasajero, y que estamos aquí con el propósito de escuchar la Palabra del Señor y hacer su voluntad, pues finalmente es lo único que permanecerá (1 Pedro 1:24-25, 1 Juan 2:17).
Así que, querido hermano, te invito para que reflexiones si tu vida misma en todo sentido y cada área en particular, está siendo ese fino y costoso perfume que estás derramando delante de tu Salvador, preparando su pronto regreso. Oración.
«Bendito Jesús, cuantas gracias te doy por entregar tu propia vida en sacrificio por la mía, gracias por amarme de tal manera y con ello haberme dado un propósito eterno; gracias porque me has dado la certeza de que pronto volverás y estaremos juntos por la eternidad, mientras tanto anhelo que mi vida sea un agradable perfume derramado para ti, amén.